Texto: Martina Vicente / Fotos: Martina Vicente, Porto e Norte y Quinta
da Boeira
Dentro de la colaboración que mantienen, a nivel turístico, Galicia y
el norte de Portugal, hace unos días se organizó un blogtrip en el que tuve el
privilegio de participar como periodista especializada en gastronomía y turismo
y que me sirvió (a título personal, si se me permite) para conocer lugares que,
aun encontrándose muy cerca de Galicia, no había visitado anteriormente. Todo
ello, con la compañía de personal de Turismo do Porto e Norte de Portugal (la
entidad que gestiona el turismo en las 86 cámaras municipales de la zona norte
del país) y de los diferentes municipios que íbamos visitando, lo que nos ayudó
a acercarnos al territorio y conocer sus atractivos de una forma mucho más rica
y directa.
No es fácil concentrar en un post toda la información que recibimos en
dos jornadas y media de blogtrip con un intenso programa de visitas que
difícilmente pudimos completar por lo apretado del horario, así que lo dividiré
en dos entregas, en las que dejaré pinceladas de los lugares que fuimos
conociendo y de las posibilidades turísticas que esta región tiene. Antes de
nada, explicar que Porto e Norte es la región que más ha crecido turísticamente
en los últimos años, por encima de la media nacional. Y eso no solo tiene que
ver con la variedad de recursos que posee sino también con la política de
promoción y coordinación que se está desarrollando, apoyada en las
impresionantes cifras que cada temporada acumula el aeropuerto Sá Carneiro, una
de las principales vías de entrada de visitantes para esta zona (e incluso para
Galicia!).
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Esposende
mira al Atlántico y mantiene una gran vinculación con él |
Para los gallegos, Portugal es un destino preferente pero quizá
abusamos de los dos o tres lugares “más comunes” y no damos oportunidad a otras
localidades menos mediáticas pero que, igualmente, tienen mucho que ofrecer.
Una de ellas es Esposende, nuestra primera parada, donde fuimos recibidos por
Rui Pereira, concejal (o ‘vereador’ en portugués) de Turismo que, curiosamente
(o no), acudió a nuestro encuentro en bicicleta. Nos recibió en la Loja
Interactiva de Turismo, que forma parte de la extensa red de oficinas de
información turística que Porto e Norte ha situado en sus municipios pero
también en Santiago de Compostela y en el aeropuerto portuense. Además,
recientemente Porto e Norte ha inaugurado el Porto Wellcome Center que pasa por
ser “a maior loja de turismo do mundo”, como ellos mismos señalan. En estas
‘lojas’, el visitante puede encontrar información no solo del ayuntamiento en
el que se encuentre sino de todos y cada uno de los que componen Porto e Norte,
con la posibilidad de hacerse sus propios “paquetes turísticos”.
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Obligado
el paseo en barco por el río Cávado |
En Esposende (‘Un privilegio de la naturaleza’, reza su eslogan) nos
sorprendió el Parque Natural do Litoral Norte, una zona protegida que pertenece
en su totalidad a este municipio costero -situado entre Viana do Castelo y
Póvoa de Varzim- que en época estival triplica sus 35.000 habitantes
habituales. El
Parque, que ocupa 18 kilómetros de costa, puede recorrerse a pie o en barco,
con una zona más abrigada y otra más expuesta al viento del norte. Existen
empresas que realizan rutas por la zona como Proriver -la que nos llevó a
nosotros-. El viaje, que cuesta 10 euros y tiene dos horas de duración, permite
descubrir de cerca la flora y fauna de este Parque Natural, afeado en cierto
modo por la presencia de dos inmensas torres de apartamentos de los años 70 (a
todos nos recordaron a Toralla, en Vigo) que no solo rompen la idílica estampa
del enclave sino, en general, de todo el ‘skyline’ de Esposende, con edificios
de apenas tres alturas.
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Vemos
la magnitud del Parque desde el Mirador |
Birdwatching -o avistamiento de pájaros- y
kitesurf son dos de las actividades para las que Esposende tiene unas
cualidades únicas. Y es que el turismo de naturaleza y los deportes náuticos
son dos de sus grandes atractivos, que hacen que sea visitado por numerosos
grupos de turistas nórdicos.
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El
avistamiento de aves, uno de los atractivos del Parque |
También es frecuente oír hablar francés por las
calles de la localidad porque cada vez son más los ciudadanos galos que se
compran aquí una segunda residencia “y que pasan a ser vecinos, más que
turistas”, apunta Rui Pereira. Tampoco debemos olvidarnos de la gastronomía y
un buen ejemplo fue el Arroz de corvina que degustamos en el Restaurante TíoPepe, fundado por españoles y habitual del podio de concursos gastronómicos
como ‘Sabores do Mar’. Sin duda, un gran colofón para la primera jornada del
blogtrip que rematamos en el Hotel Suave Mar, uno de los mejores
establecimientos hoteleros de Esposende.
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El
barrio marinero de Afurada, en actividad desde bien temprano |
Con energías renovadas, al día siguiente nos dirigimos a la
desembocadura del Duero (Douro para nuestros vecinos) pero no hacia Porto sino hacia
la otra orilla: Vila Nova de Gaia. Concretamente, nuestra primera parada fue el
barrio marinero (pescatório) de Afurada, un descubrimiento para todos nosotros.
Fuimos temprano pero la comunidad era ya un hervidero de marineros reparando
redes, otros saliendo al mar y vecinas haciendo uso de un lavadero público que,
como nos explicaron nuestros guías, también es escenario de “performances”
culturales.
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Rudimentario
pero efectivo tendedero público en Afurada |
Muestra de que tradición y modernidad pueden convivir (y en
Portugal lo hacen como en pocos lugares). En las proximidades del lavadero visitamos
el Centro Interpretativo do Património da Afurada, donde se puede conocer el pasado
y presente del barrio a través de una coqueta colección, dividida en tres zonas
expositivas, y confeccionada a partir de fondos públicos y privados.
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Los
fondos del Centro Interpretativo se nutren de donaciones vecinales |
Este
centro divulgativo hace un repaso de la historia más reciente del barrio, la
importancia de la pesca del bacalao en aguas de Terra Nova (que fue
obligatoria, cual Servicio Militar, hasta la Revolución del 25 de abril), el
papel de la mujer que se quedaba en tierra, los destrozos que causaron las
peores ‘cheias’ o inundaciones en la zona o la devoción que siente el barrio
por San Pedro, al que homenajean cada verano en una celebración muy parecida a
nuestra Festividad del Carmen.
Y de uno de los barrios más singulares de la ciudad nos desplazamos a
la Cais de Gaia para participar en una visita guiada a las instalaciones de
Ferreira, una de las bodegas de ‘vinhos do Porto’ más conocidas mundialmente. Actualmente, Ferreira pertenece al grupo Sogrape Vinhos, del que también forman
parte otras dos bodegas emplazadas en Gaia: Sandeman y Offley. Entrar en las
‘caves’ de Ferreira es sumergirse de lleno en una tradición centenaria pues las
primeras referencias a esta bodega se remontan a 1751. Sin embargo, la figura
clave en el desarrollo y proyección de la casa hay que situarla en la década de
los años 40 del siglo XIX. Se trata de una mujer, Dona Antónia Adelaide
Ferreira, quien asumió el negocio familiar y lo amplió gracias a un espíritu
emprendedor nada común para la época. Un enorme cuadro de Dona Antónia preside
las instalaciones. Pero, además, varios de los vinos que elabora la bodega están
dedicados a ‘Ferreirinha’ -ése era su sobrenombre-, tal es la importancia de su
figura.
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Foto izq: Las
instalaciones de Ferreira son, además de bodega, un homenaje a la tradición de
los Vinhos do Porto. Foto dcha: Rematamos
la visita con una cata de dos Dona Antónia |
Avanzamos en nuestra visita, en un ambiente húmedo y oscuro (esto nos
recuerda que las instalaciones de Ferreira en Gaia no son un museo sino una
auténtica bodega), y vamos descubriendo las diferentes estancias, atravesadas
por lo que otrora fue una callejuela pública pero que acabó por ser absorbida
por Ferreira a medida que ésta iba creciendo. Así hasta llegar a la sala de
catas, donde probamos dos Dona Antónia Reserva -un blanco y un Tawny-, el
colofón ideal para esta interesante visita. Las instalaciones de Ferreira son
una auténtica atracción en Gaia, no en vano en temporada alta reciben hasta 800
visitantes diarios. Existen 3 tipos de visitas: la visita básica que incluye
la cata de 2 vinos (6€), la visita Premium que incluye 3 vinos de categoría
superior (9€) y la visita Dona Antónia que incluye la degustación de 5 vinos de
mayor calidad (16€).
Con el regusto del vino aún en nuestros paladares, embarcamos para
hacer el tradicional recorrido por la desembocadura del Duero. Hacemos el Cruzeiro
das Pontes do Douro, de unos 50 minutos de duración que, en este caso,
compartimos con un nutrido grupo de vivarachos excursionistas procedentes de
varios países latinoamericanos. El sol -y Dulce Pontes, vía hilo musical- nos
acompaña en nuestro recorrido y nos ofrece bellas estampas de los puentes Luis
I, Maria Pia, São João, Arrábida, O Freixo y O Infante.
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No
faltó el tradicional crucero por el Duero (Douro) |
Y casi sin descanso nos dirigimos a otro de los descubrimientos de
Vila Nova de Gaia, el Parque Biológico, primer centro permanente de Educación
Ambiental del país, fundado en 1982 e imitado en todo el continente. Son, en
total, 35 hectáreas de terreno visitables, con 3 kilómetros de senderos entre
frondosas áreas boscosas y zonas acotadas donde viven en semi-libertad todo
tipo de especies como garzas, tortugas, nutrias, gamos o incluso una pequeña
familia de bisontes europeos, especie de la que solo quedan en torno a 60
ejemplares en todo el mundo, y ninguno en libertad. Además, el Parque Biológico de Gaia es un centro receptor de animales salvajes, dispone de auditorio, área
de estacionamiento de caravanas, una zona de molinos restaurados donde se sigue
haciendo pan y un observatorio astronómico. Pero por encima de todo ello
sobresale su importante labor didáctica. De hecho, es una de las visitas
obligadas de los centros educativos de todo Portugal. Pero esta reserva natural
no solo recibe a escolares pues el centro es uno de los recursos turísticos más
importantes de Gaia. Y baste un dato: en 2012, recibió su visitante número 2,5
millones.
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El
Parque Biológico, uno de los descubrimientos de Gaia |
Otra instalación de la que en Gaia están especialmente orgullosos es
el Centro de Alto Rendimiento, especializado en dos modalidades a priori
minoritarias pero en las que Portugal está consiguiendo grandes resultados:
taekwondo y tenis de mesa. El centro (que, por cierto, nos conquistó desde el
punto de vista arquitectónico), dispone de zona residencial y de las mejores
instalaciones para la práctica del deporte y para la recuperación de los
deportistas y en él suelen hacer ‘stages’ selecciones de todo el mundo. De él
presumió el vereador de Deportes y Turismo, José Guilherme Saraiva de Oliveira,
que nos acompañó en un delicioso almuerzo en la Quinta da Boeira, una finca situada
en pleno centro de la ciudad y en la que sobresalen el palacete y sus tres
hectáreas de jardines.
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La
Quinta da Boeira, un reducto de paz en pleno centro urbano |
Entrar en la Quinta es aislarse del resto de la ciudad y
casi transportase a otra época. Allí degustamos un sabroso arroz de pulpo,
entre otras viandas, y disfrutamos del café en su preciosa terraza,
aprovechando el sol que nos acompañó en todo el viaje. Uno de los espacios más
singulares de la Quinta, en la que también se elaboran vinos, es la ‘garrafa’
(botella, en castellano), un proyecto del reconocido gabinete de arquitectos
Arq2525 que rinde homenaje a la excelencia de los vinos portugueses. La
‘garrafa’ acoge en su interior una sala de catas y de proyecciones en 3D.
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La
‘garrafa’ alberga en su interior una sala de catas |