Texto: Alberto Traversa/Martina Vicente – Fotos: La Alacena Roja
Visit Chaves-Verín es un
programa de desarrollo turístico conjunto de ambas ciudades, fundamental para
el crecimiento de la Eurorregión Galicia-Norte de Portugal y único como modelo
de promoción unificada, que pudimos conocer gracias a un viaje de
familiarización al que fuimos invitados.
Hotel Forte de Sao Francisco, en Chaves. |
La primera parada y estancia fue en el Hotel Forte de São Francisco, una fortaleza levantada con piedra
granítica entre 1658 y 1662 sobre la colina da Pedisqueira. De origen fue el
convento de San Francisco, aunque los duques de Bragança fueron los primeros
patronos de este establecimiento. La evolución de las armas de fuego, las
guerras fronterizas y las nuevas estrategias militares obligaron a la creación
de esta fortaleza para proteger la ciudad, rodeada hasta entonces por las
obsoletas murallas medievales. El recinto fue construido en estrella de cuatro
puntas por Don Rodrigo de Castro, conde de Mesquitela, siguiendo el sistema
Vauban. De aquí, fueron desalojadas las tropas francesas en 1909 y liberada la
ciudad de Chaves. Luego fue alojamiento del Batallón de Cazadores 10 hasta los
años setenta y hoy, además de la iglesia de San Francisco, acoge un hotel. Se
trata de un cuatro estrellas que, gracias a su valiosa y riquísima historia,
fue declarado Monumento Nacional en 1938.
Actualmente, es propiedad de la Cámara Municipal de Chaves que cedió
su gestión a la empresa hotelera, que ha reconvertido este espacio en el mejor
establecimiento turístico de la ciudad, con más de 50 habitaciones entre
estándar, premium y suites.
Cata de aguas dirigida por Mercedes González. |
Fue en uno de los salones de este establecimiento donde se celebró una
de las actividades principales de este viaje, el reconocimiento y cata de
aguas, como una forma de promover el slogan de Visit Chaves-Verín, “la Eurocidade del Agua” y, a la vez, como
un complemento más de este destino conjunto que encuentra en la Ruta Termal su principal fuente de
atracción turística. Y de aguas iba la cosa puesto que tanto Chaves como Verín son dos
polos de notable importancia en cuanto a la extracción y envasado de aguas
naturales. Así, y de la mano de la siempre locuaz, divertida y cualificada
sumiller gallega Mercedes González (la “Embajadora”), nos introducimos en el
análisis sensorial de siete marcas comerciales de agua, las gallegas Fontenova,
Magma y Agua de Sousas y las portuguesas Carvalhelhos, Pedras Salgadas (la más
consumida y famosa en el país vecino), Vidago y Campilho; siempre comparando
éstas con un agua testigo.
Aguas participantes en la cata. |
Más o menos inodoras, terrosa alguna, con mayor o menor
mineralización, elegantes (las menos) fuimos encontrando apuntes a priori
impensables en un agua, como que algunas hasta difieren de color, aroma y
sabor. Como notas principales de esta cata destacamos que, respecto a las
armonías, igual que con el vino, a platos más contundentes, aguas de mayor
mineralización o carbonatadas; que el dulzor de un agua se percibe en el primer
ataque de boca; que las más saladas y con mayor acidez son las aguas
carbonatadas y que a la hora del servicio (esto importante para sendos
hosteleros de Chaves que nos acompañaron durante toda la jornada) las aguas sin
gas se sirven en vaso y a temperatura ambiente y las con gas en copa y en frío.
Un paseo a la luz de la luna
Chaves es una ciudad con encanto, donde sus más de 40.000 habitantes
(de los que 22.000 viven en el casco urbano) pueden presumir de tranquilidad,
un clima apacible (excepto en su frío invierno) y de unos rincones perdidos que
merecen descubrirse en un paseo por sus calles más céntricas. Entre ellas,
descubrimos alguna que otra enoteca donde degustar vinos de la zona o tintos
del Douro, como el caso del wine bar Alquimia,
donde además de ofrecernos lo mejorcito de la casa, su propietario nos apunta
las variedades y la forma de elaboración de los vinos que degustamos.
Puente romano en Chaves. |
Las aguas mansas que bajan del río Támega y el puente romano que lo
cruza, ofrecen una panorámica singular y única en pleno centro de Chaves. Conocido también como Puente de Trajano, fue construido entremedio de los
siglos I y II d. C. alcanzando una longitud de 150 m. Durante años sufrió
modificaciones y construcciones diversas que alteraron su antigua fisonomía.
Actualmente cuenta con doce arcadas y sobre él, a ambos lados, fueron ubicadas
dos columnas conmemorativas de su construcción que aluden al emperador y a los
pueblos flavienses que participaron en su construcción. Una de ellas,
traducida, dice: “Imperando César Nerva Trajano Augusto Germánico Dacico, pontífice
máximo, con poder tribunicio, cónsul por 5ª vez, padre de la patria, los
aquiflavienses hicieron por su cuenta este puente de piedra”.
Parte de esta historia, al igual que el festejo local más importante
como es el Día de Todos los Santos, nos la relata Cristiana Pires, de Living Chaves, una empresa que está
iniciando su proyecto de guías de turismo en la ciudad portuguesa y que, junto
a los propietarios de otro establecimiento hotelero de la ciudad, el tres
estrellas Petrus, nos apuntan de la
notable capacidad hotelera de Chaves, con más de mil plazas que, por supuesto,
en la época estival siempre quedan escasas para el turismo que veranea por la
región.
Las termas
Luego de una cena parecida más a una pitanza romana donde no faltaron
las carnes barrosà (vacuno), bísaro (símil al Porco celta gallego), bacalao,
arroces, vinos del Dào y postres como las areias, el fin de la jornada culminó
con otro paseo, en este caso por las termas situadas en pleno corazón del
centro de Chaves, donde incluso pudimos probarlas en una de sus fuentes.
Las Caldas de Chaves están en el origen y nombre romano de la ciudad.
Sin embargo, en siglos posteriores apenas fueron utilizadas sus propiedades
salutíferas siendo en el siglo XVII cuando se retoma el uso de las fuentes
termales. Durante los años siguientes su uso se fue incrementando, acudiendo a
ellas gentes pudientes y también los de menos recursos. A finales del siglo XIX
se hacen obras de captación en los tres manantiales y se habilita un quiosco
para atención de los agüistas. Desde 1945, estas aguas comienzan a ser usadas y
explotadas científicamente, construyendo el Ayuntamiento un moderno balneario,
con equipamientos para un uso adecuado del agua. Posee además una zona en el
exterior donde poder tomar el agua directamente del naciente por vía oral.
En la actualidad, el turismo termal es para Chaves uno de los
principales recursos y punto de referencia turística en el desarrollo hostelero
de la ciudad. El agua mana a 73 grados con una mineralización media que aporta
bicarbonato sódico, silicatos y algo de flúor. La ingesta, las duchas, los
vapores y las inhalaciones son algunas de las formas de tratamiento para las
enfermedades músculo-esqueléticas, respiratorias y del tubo digestivo. Aprovechar
estas propiedades medicinales para la prevención y la cura de los males de la
sociedad moderna (estrés, cansancio o ansiedad) está al alcance de todos en las
Termas de Chaves
Hotel Vidago Palace, el lujo y
glamour de la Belle Époque
Nuestra visita a Chaves culminó al día siguiente con un recorrido por
la villa de Vidago, con sus manantiales de aguas termales. Una pequeña
urbanización que fue todo glamour y centro termal europeo, donde los personajes
más famosos del cine, la cultura y hasta el deporte hacían del ocio un arte por
estos lares. Y el alma de todo este esplendor, que ahora comienza a recobrar su
antigua fama es el Hotel Vidago Palace, el mejor hotel de Portugal para casarse
(ganador del World Luxury Hotel Award en 2014).
Hotel Vidago Palace, ganador del World Luxury Hotel Award en 2014. |
Ahora en propiedad de la multinacional portuguesa de alimentación
Unicer (Super Bock y Pedras Salgadas, entre otras marcas), se inauguró el 6 de
octubre de 1910 y de esa fecha se conserva su original y espectacular fachada,
bajo un color terracota singular. El establecimiento, una auténtica leyenda
viva, presume de contar con la escalera (piano incluido) que luego imitarían
para el otrora famoso buque Titanic y en su interior se rodó el film español
“Los jinetes del alba”, en 1990.
Escaleras y piscina del Hotel Vidago Palace. |
Cuenta con 70 habitaciones, soberbios tapices de tela en todos sus
pasillos, un campo de golf de 18 hoyos (de los más cotizados de Europa), y
tiene la incomparable belleza de estar enclavado en medio de un parque natural
de una extensión de más de cien campos de fútbol. La última reforma se realizó
entre 2006 y 2010, mientras estuvo cerrado, y reabrió el 6 de octubre de 2010.
Desde esa fecha cuenta también con spa, diseñado por el afamado arquitecto
portugués Álvaro Siza, que también reformó el Club House (fue la primera planta
de embotellado de las aguas de Vidago). Históricamente, este espacio también
goza de prestigio ya que a aquí fue donde, en 1863, un agricultor y de forma
circunstancial descubrió estas aguas a partir de consumirlas y restablecerse de
sus males físicos. Años después, en 1871, se inicia la explotación de estas
aguas.
Si la Belle Époque tuviera un nombre propio sería el de este hotel,
que vuelve a encumbrarse como uno de los preferidos de toda Europa y donde
portugueses, españoles, rusos y hasta brasileños lo eligen como destino de descanso,
más propio de nobles y reyes.
Para finalizar, una apunte de las aguas de Vidago. Comenzaron a
embotellarse en 1886 pero todavía tenemos la oportunidad de poderlas degustar
directamente desde su nacimiento, de forma altamente concentrada y con gas natural,
de una de las cuatro fuentes que alcanzan la superficie en el parque de los
alrededores del Vidago Palace. La composición química de estas aguas es
ligeramente diferente en cada fuente, pero todas comparten un alto contenido en
minerales -especialmente hierro- con propiedades terapéuticas. Generaciones
atrás, los médicos recomendaban fuentes específicas de donde beber agua, de
manera que a su vez fomentaban a los pacientes a ir a por ella, animando así a
recorrer los senderos que llevaban de una fuente a otra en los distintos
pabellones. Estas aguas proceden de cuatro manantiales y son hipersalinas,
frías, bicarbonatado-sódicas y alcalinas con aportaciones de arsénico, hierro y
flúor. Las indicaciones terapéuticas son similares a las de las Caldas de
Chaves, incorporando en la actualidad ambos establecimientos tratamientos
fisioterapéuticos por rayos ultravioleta o por ultrasonidos. Estas aguas, digestivas
y muy mineralizadas, se comercializan bajo las marcas Campilho y Vidago.