Texto y fotos: Martina Vicente
Un viaje interior… Conocerse a
uno mismo, buscar la esencia, descubrir aspectos de
nuestra personalidad que estaban latentes, volver a nuestros orígenes…
Cuando nos proponemos hacer un viaje interior emprendemos una etapa
reflexiva, pausada, profunda… y con ese ímpetu participamos en un blogtrip
organizado por el Concello de Lalín y que, precisamente, nos invitaba
-permítaseme el símil- a mirar hacia el interior, a #Lalinuninteriorunico. Con
ese leitmotiv, un grupo de bloggers turísticos descubrimos (creo que nos pasó a
todos) un Lalín desconocido, sin descuidar, claro está, aquellos aspectos más
identificables de la capital del Deza.
Nos recibieron en el Concello, uno de los Consistorios más singulares
de Galicia, que representa un poblado castreño y desde cuya azotea pudimos
tomar una panorámica del casco urbano y hacernos una idea de cómo es esta
localidad, “el kilómetro cero de Galicia”, presumen orgullosos en Lalín.
Diseñado por los arquitectos Mansilla y Tuñón, el edificio carece de esquinas
pues todo se ha construido en base al círculo como forma sublime, incluso el
salón de plenos, atípico por la disposición de las bancadas para los ediles. La
única concesión al ángulo son las escaleras interiores que suben a la azotea. En
la Casa Consistorial nos hacemos las primeras fotos con “el cerdo”, el animal
al que rinden perpetuo homenaje en Lalín y del que encontramos continuas
representaciones.
Un paseo por el casco nos ofrece la segunda perspectiva de la
localidad: bulliciosa, amable, acogedora… La Praza da Torre -popularmente
conocida como la Praza das Pipas, tal era el “deporte” practicado por los
vecinos en este lugar (comer pipas y repasar la actualidad local)-, el Parque
de Loriga con el simbólico monumento al aviador local Joaquín Loriga Taboada
(firmado por Asorey), o la Praza de Abastos con su colorido despliegue de
productos autóctonos son algunas de nuestras paradas.
Monumento a Loriga |
Visitamos el Museo Ramón María Aller, donde se emplazó el primer
observatorio astronómico de Galicia y que en la actualidad está dedicado a tres
de los hijos ilustres de Lalín: el propio astrónomo, Joaquín Loriga y Laxeiro.
Precisamente, en este inmueble se puede contemplar parte de la obra del pintor,
en colección permanente, y apreciar su evolución como artista. También podemos
observar las estrellas desde su rudimentario observatorio, que está en perfecto
estado de funcionamiento y que es visitado cada año por decenas de escolares de
toda Galicia.
Capilla San Martin |
El Camino de Santiago también deja su huella en la localidad. Dos son
las rutas que tocan el municipio. Por un lado, la Vía de la Plata, que
tangencialmente discurre por las inmediaciones, y el Camino de Invierno, que
atraviesa la ciudad y que cada año es elegido por más peregrinos. De hecho, el
Gobierno local está decidido a impulsar esta segunda ruta y mejorar la atención
a los caminantes. En sus proximidades visitamos lo que queda del Monasterio de
San Martín, una pequeña capilla con elementos singulares en sus muros.
De ahí al Pazo de Liñares, vinculado históricamente a la familia Taboada y que fue calificado en su día como “El Palacio del Recuerdo” por Emilia Pardo Bazán. Hoy, tras haber sido objeto de una ingente obra de rehabilitación (el edificio llegó a estar en estado ruinoso), el Pazo de Liñares es de titularidad municipal -desde 2002- y Bien de Interés Cultural desde 2009. Dedicado a usos culturales y museísticos, el palacio es “una ventana abierta a la historia y la arqueología” y en él se encuentra la pila en la que fue bautizado el aviador Loriga (era ahijado de un miembro de la familia Taboada).
El Pazo de Liñares, recientemente rehabilitado |
Museo do Títere |
Una parte del edificio alberga el Museo Galego do Títere, gracias a la
colaboración entre el Concello y la compañía local Viravolta, responsable del
festival ‘Titirideza’. Con piezas de diferentes épocas y procedentes de
diversos países, y una de las más completas bibliotecas de España sobre la
materia, este centro es un auténtico templo de las marionetas que desde su
llegada al Pazo de Liñares (antes se ubicaba en un local privado en el centro
de Lalín) ha recibido la visita de unas 18.000 personas.
Otro centro divulgativo que tuvimos la oportunidad de visitar es la
Casa do Patrón, un museo etnográfico impulsado por Manolo Blanco y su familia
(literalmente, pues entre los familiares llevan el museo y el restaurante del
que dispone el complejo) y que está compuesto por 3 edificios, con 13 salas, en
los que se exponen más de 4.500 piezas recogidas por toda la geografía gallega
y que se muestran agrupadas por temáticas, en algunos casos, sin orden
aparente. “Empezamos colgando unos yugos en una pared y los vecinos nos fueron
dando piezas y piezas hasta llegar a esto”, confiesa Manolo. La visita cuesta 1
euro para los grupos y 2 euros si se hace de forma individual y dura en torno a
una hora. Una de las salas del museo acoge un restaurante, donde probamos un
pan y unas empanadas caseras excelentes.
Recreación de una antigua taberna en la Casa do Patrón |
Riqueza natural.- Precisamente, la riqueza natural de Lalín fue uno de los grandes descubrimientos del blogtrip pues el municipio posee numerosos parques, carballeiras, paseos y rutas de senderismo que merecen una visita pausada. Tuvimos la suerte de ir acompañados de Martiño Nercellas, un auténtico apasionado de la naturaleza y la etnografía y un libro abierto al que acudir ante cualquier consulta (y preguntando, no nos quedamos cortos!). Con él descubrimos la Fraga de Catasós o Fraga de Quiroga, con majestuosos ejemplares de castaños -algunos de ellos superan los 30 metros de altura- y robles (carballos) y en cuyas inmediaciones se encuentra el Pazo del mismo nombre en el que se casó Emilia Pardo Bazán y en el que escribió parte de su obra cumbre, ‘Los Pazos de Ulloa’. Esta Fraga es Monumento Natural desde el año 2000.
Martiño Nercellas nos guió por la Fraga de Catasós |
Más cerca del centro también visitamos el Souto de García Sánchez, un área de esparcimiento salpicada de esculturas del pontevedrés Sergio Portela.Pero el mayor impacto del viaje fue -al menos, en mi caso- el Casal de Chedas y, en general, la parroquia de Zobra, que reúne la quintaesencia de las aldeas del interior de Galicia, rodeada por la Serra do Candán, “O Courel pontevedrés, ¿o es al revés?”, nos preguntábamos mientras la recorríamos.
Casal de Chedas |
Antonio Dobarro |
El
Casal de Chedas está habitado en la actualidad por un solo vecino, Antonio
Dobarro, quien no sin ciertas reticencias (comprensibles, al ver llegar a sus
dominios a un grupo numeroso con teléfonos móviles, cámaras de fotos y muchas
ganas de preguntar) accedió a contarnos algunas anécdotas de su vida pasada y
presente. La zona dependía del Mosteiro de Aciveiro y, de hecho, en las inmediaciones
existía un lugar a donde confinaban a los monjes “díscolos” o que “se desviaban
un poco”, apunta Martiño Nercellas. Es fácil imaginar el castigo que podía
suponer permanecer aislado en este lugar… aunque seguro que Antonio Dobarro no
piensa lo mismo!
Abadonamos Chedas y seguimos en dirección a Zobra, una pequeña aldea
en la que tomamos un reconfortante café caliente, filloas y queso con miel en A
Taberna de Rosa, que reabren gentilmente para nosotros. Allí también asistimos
a una demostración de una tejedora de lino, Hortensia, que recuerda divertida
que una de las últimas piezas que tejió (una colcha) fue un encargo de la
televisiva María Teresa Campos.
En esta parroquia, con apenas cien vecinos, se encuentran hasta tres
envasadores de miel, uno de los cuales (O Testeiro) elabora las mejores mieles
de Galicia según la última edición de los premios que convoca anualmente la
Xunta.
Manuel González, su orgulloso gerente, nos comenta que la calidad de la
miel que se elabora en la zona tiene que ver con la privilegiada situación de
las colmenas y con un saber heredado de generación en generación pues hay
documentación de la existencia de colmenas y alvarizas en esta zona desde el
Catastro del Marqués de Ensenada (1752). Los otros dos envasadores de miel de
Zobra son Mel O Cortizo y Mel O Carrasco, cuyos responsables nos acompañan,
precisamente, a visitar una de las alvarizas que mejor se conservan en la zona
(llegó a haber un centenar).
La alvariza es una construcción circular que
resguardaba las colmenas de los ataques de los osos y su presencia masiva en
esta zona (O Candán acoge una de las mayores concentraciones de alvarizas del
noroeste ibérico) tiene mucho que ver con la presencia de los monjes de la
orden del Císter en el Deza. Para conocer toda esta zona, nada mejor que
realizar la ruta circular denominada ‘Sendeiro de Zobra’, de 29 kilómetros de
longitud y dificultad media-alta, apta pues para iniciados en la materia. Y
para descansar, una propuesta más que interesante es hacerlo en unas antiguas
viviendas mineras transformadas hoy en establecimiento hostelero. Las Casas das
Minas, gestionadas por la Comunidad de Montes, cuentan con cinco apartamentos
(uno de ellos apto para personas con discapacidad), cocina y comedor, y ponen
de relieve el pasado minero de Zobra, vinculado al wolframio y al oro.
Colmenas en el interior de una alvariza en Zobra |
Casas das Minas, gestionadas por la Comunidad de Montes, en Zobra |
Cocido en Bodegón Currás |
¿Y cuándo comemos?.- La gastronomía no era el motivo principal de la visita a Lalín pero estando en estas tierras, no podemos obviar lo bien que se come por aquí. El omnipresente cocido puso aroma y sabor en Bodegón Currás a la jornada dominical, que rematamos -tenga o no que ver con el festín gastronómico que nos pegamos- con un recorrido por el tramo más urbano del Paseo Fluvial del río Pontiñas. Pero durante el fin de semana en Lalín pudimos comprobar que hay vida más allá del cocido.
En Pazo de Anzuxao degustamos sus diferentes quesos |
Pulpo en A Cunca |
Gentileza del Concello y de las casas comerciales colaboradoras, nos llevamos para casa un pack de productos locales que prolongaron aún más la experiencia vivida, una experiencia que no habría sido lo mismo sin las continuas atenciones que todo el grupo recibimos por parte de Paco Vilariño, edil de Turismo, y los técnicos José Antonio G. Sixto y Lola García.
No hay comentarios:
Publicar un comentario