martes, 20 de marzo de 2018

Ponte de Lima, un jardín del patrimonio cultural portugués

Texto: Alberto Traversa – Fotos: Alberto Traversa / Martina Vicente

Cuando planificamos un nuevo itinerario turístico es tan importante el lugar por visitar y descubrir como la cercanía o no de nuestro punto cero del viaje; porque de lo que se trata es de aprovechar cada momento, disfrutar de cada paisaje, de cada nueva experiencia que nos acerque a las gentes, a la historia y a la naturaleza del territorio por explorar. Así fue nuestro largo fin de semana en la vecina villa portuguesa de Ponte de Lima, donde la tradición y la cultura maridan a la perfección con nuevos espacios por conocer, pero siempre desandando un camino que encuentra a estas gentes en la labor permanente de recuperar el riquísimo patrimonio de esta ciudad que aún respira aires de nobleza.
De la mano de Turismo do Porto e Norte, un organismo autónomo que se ha convertido en embajador y promotor de los inmensos recursos turísticos que ofrece el norte de nuestro hermano Portugal, pudimos descubrir las mil y una aventuras que nos propone Ponte de Lima, una localidad que ofrece una cara de relax y gusto al caminar por sus callejuelas, cruzando su viejo puente romano o sorbiendo un gozoso café mañanero mientras nos inventamos historias de caballeros admirando su Torre da Cadeia Velha, que fuera prisión en el siglo XVI y que actualmente es centro inagotable de exposiciones que nos adentran a conocer más de este territorio.
Pero Ponte de Lima no solo es patrimonio cultural. Es como un familiar cercano de Galicia, porque por ella pasan buscando la bienaventuranza los peregrinos que se dirigen a Santiago de Compostela por el Camino Portugués; y también es cruceiros y un sinfín de rincones que nos hablan de la grandiosidad de esta villa en tiempos del Medioevo, cuando era una de las fortalezas principales de defensa del territorio.
Pero además de todos estos paisajes, Ponte de Lima es corazón en la producción de los buenos Vinhos Verdes. Por eso visitamos la bodega Quinta da Fonte, donde se elabora, principalmente, un blanco monovarietal Loureiro, aunque también disponen de unas pocas viñas de Vinhao, de Albariño y de Espadeiro (elaborándose también un vino monovarietal con la primera y un segundo vino que es un coupage de las otras dos variedades). Aquí, el trato a la cepa -todas ellas con medio siglo de existencia- es similar al mimo que ponen en la elaboración de los vinos, que se hacen de forma tradicionalmente artesanal. Bajo estos parámetros elaboran, además, un espumante a base de Loureiro.

La construcción de la casa principal de Quinta da Fonte tiene su origen en el año 1830 y su nombre proviene de las innumerables fuentes (unas pequeñas, otras de mayor tamaño, casi barrocas algunas…) que jalonan los caminos que discurren por la finca, de 10 hectáreas, pero también adornan el exterior e incluso el interior de la propia casona. Pero lo interesante de esta empresa vinícola es su puesta a punto con los tiempos que corren, para lo cual están desarrollando un atractivo programa de enoturismo que permite participar de la vendimia, pisar uva de la forma más ancestral conocida o aprender a cocer el pan en el pequeño obrador de la bodega. Todo esto pensando en los turistas y más que vendrán, porque en la bodega están acondicionando sus casas nobles para reconvertirlas en un hotel de cuatro estrellas con 15 habitaciones más dos apartamentos. Todo prácticamente a punto, excepto la fase de diseño interior y ambientación de los futuros establecimientos que esperan abrir a principios del próximo 2019.
Dejamos la bodega con ese buen sabor del vino catado, que acompañamos de un sabroso Folar Limiano, para visitar Casa do Proveedor, donde el simpático cocinero Daniel Pinheiro nos relata los platos que vamos a degustar: unos Mejillones de entrante, una estupenda Carne miñota asada al horno y un Bacalao acompañado de migas de pan de maíz (broa).

Por la tarde, y a pesar del mal humor del tiempo (pues no paraba de llover), visitamos el Centro de Interpretación del Territorio, un espacio abierto al visitante donde se promociona y se trabaja activamente en la recuperación del patrimonio cultural de Ponte de Lima.
Abierto hace un año, el Centro no solo contiene parte de la historia de esta villa medieval (varias salas ambientadas con viejos telares y algún alambique antiquísimo), sino que también ofrece la experiencia de que el visitante pueda cocer su propio pan. Este breve aprendizaje de panadero se refleja en los cursos de cocción del pan que ofrecen semanalmente. A ellos concurren los pequeños con sus escuelas, una excelente manera de introducir con la práctica los viejos oficios que se desarrollaban en Ponte de Lima. Por cierto, el resultado del amasado, su posterior fermentación de 1 hora, y la cocción en el horno durante 1 hora y a alta temperatura (200 grados), da como resultado un pan crujiente, sabroso y de calidad inmejorable (a pesar de nuestra torpeza como panaderos).

De esta forma tradicional de hacer el pan no está documentado su origen, aunque las gentiles guías del Centro nos informan que seguramente data del siglo XV. ¿Y por qué maíz? -preguntamos-. Porque Ponte de Lima fue, y sigue siendo, un territorio especialmente productivo en el cultivo de este cereal, que era el que en sus orígenes consumían las gentes del pueblo. Al respecto, hay una anécdota real en torno a la elaboración de este pan. A principios del año 1900, las familias ricas y pudientes cocían pan en los hornos y obradores de sus fincas para dárselos a los más pobres de la ciudad.
En breve, en este Centro también impartirán cursos de amasado y elaboración de dulces y bizcochos. Tendremos que volver…
Pero como esta tierra fue también dominio del poderoso dios Baco, tampoco pudimos dejar de visitar el Centro de Interpretación y Promoción del Vinho Verde, uno de los mejores vinos de Portugal.
Allí nos adentramos en la producción y en la vida de estos viticultores portugueses que, aun modernizando todas sus instalaciones, reniegan de hacer el vino de otra manera que no sea artesanal. Nos explican que la pasión y el amor por esta tierra única es casi una nota de cata de estos vinos, hechos con corazón y la sapiencia que aprendieron de épocas del Imperio Romano. La Loureiro y la Vinhao son las castas típicas de la región, cuyas datas documentadas de elaboración de los primeros vinos son del año 1520. En la actualidad, los Vinhos Verdes se exportan a 70 países y aportan cerca de 30 millones de euros. Aquí, en épocas de cosecha, participa todo el mundo, cerrándose el ciclo con la denominada Festa das Vendimas, una celebración tan popular como lúdica y hasta de interés turístico.
Por la noche, a la hora de la cena, tuvimos el placer de degustar otra forma distinta de elaborar el Bacalao. Fue en el restaurante Encanada (casi una institución gastronómica en Ponte de Lima) y damos fe que de este manjar no nos olvidaremos en un largo tiempo.
Al día siguiente aún quedaban cosas por visitar, como los encantadores y magníficos jardines. Un abanico de colores y naturaleza que los pontelimianos se encargan, y muy bien, de cuidar y conservar en perfecto estado. Un paseo por ellos, con el fondo de los puentes romano y medieval -unidos sin solución de continuidad- que dividen en dos esta villa singular, es casi un fotograma de película.
Café de por medio (que no puede faltar en Portugal, donde saben hacerlo cual baristas) y muy próximo a estos jardines de ensueño, se encuentra el Museu do Brinquedo, o lo que es lo mismo, un espectacular museo del juguete que dispone de siete salas, a cada cual más atractiva. Aquí volvimos a ser niños, a jugar con soldaditos de plomo, a hacer carreras con coches descapotados de latón, a disparar a los malos con un rifle de madera o a reconocer maravillosos salones o cocinas en miniatura. Los juguetes más antiguos, realizados en pasta de papel, cartón, madera u hojalata.
Este Museo expone cerca de 3.000 juguetes (y juegos de mesa), todos ellos fabricados manualmente y por empresas familiares (ya desaparecidas). Este espacio es fiel reflejo de la historia del sector, puesto que varios juguetes hechos en plástico marcan el cambio de materiales de fabricación: de la chapa o madera al plástico; una norma establecida por la UE y que Portugal tuvo que hacer suya rigurosamente a partir del año de su ingreso a la Unión Europea, en 1986. Todo por una cuestión de conseguir una mayor seguridad en el material que se utilizaba en la fabricación de los juguetes, pero que provocó el cierre de algunas factorías.
Al respecto de esta industria (repetimos, artesanal) del juguete, Portugal copiaba los modelos de diseño italiano, principalmente, pero los portugueses eran más pequeños y realizados con materiales de menor coste. Aunque esto parezca un contrasentido respecto a la calidad del juguete, a partir de esta modificación, la industria del juguete se mecaniza, se hace competitiva en Europa iniciándose un camino de exportación muy beneficioso, principalmente con destino a Alemania.
Todas estas magníficas piezas se pueden contemplar gracias a la aportación de un único donante, Carlos Anjos, quizá el rey de “Nunca Jamás”.
Pero este Museo también tiene su propio taller de arreglos y conservación de las piezas, un “hospital de juguetes” -nos dice la guía-, que es casi la antesala del último salón por visitar, en el que una espectacular maqueta gigantesca (de 6 por 4 metros y de origen alemán) de trenes eléctricos semeja una ciudad cualquiera de Europa, con su aeropuerto, sus edificios, su estadio de fútbol y hasta los palacios y castillos en las serranías de los bosques cercanos a la ciudad.
Finalizando la visita, nos adentramos en la sala de ‘Embalajes con historia’, otra forma de descubrir el paso del tiempo a través de los materiales y de los propios juegos que se fabricaban.
Nos queda mucho por visitar en Ponte de Lima pero por ahora, y hasta una nueva visita, cerramos este relato con el recorrido por la décima edición de la Feria de Caza, Pesca y Ocio, una cita donde, además de encontrar todo lo que pueda necesitar un aficionado a la cinegética o a la pesca (desde perros hasta cualquier prenda de equipamiento deportivo), se ofrecen productos y alimentos elaborados en la comarca.
Quesos, dulces, pan, licores y un sinfín de embutidos (enchidos) caseros hacen las delicias de cualquier aficionado a los alimentos artesanales. En este espacio pudimos participar de un showcooking de Daniel Pinheiro (quien elaboró un Pichón con vino do Porto, beicon, cebolla, pimienta negra y castañas y setas de la comarca); asistir a una cata de vinos tintos regionales con quesos y chocolates; conocer las nuevas rutas de senderismo y naturaleza por el norte de Portugal y empezar a disfrutar de nuestra próxima visita a Ponte de Lima, que será en septiembre, en ocasión de la celebración más lúdica de la villa, las Feiras Novas, una cita ineludible por la iluminación de sus edificios y puentes, por la “batalla” de concertinas, por los fados, por degustar su plato típico -el Arroz de Sarrabulho-, por los desfiles de sus singulares y enormes Gigantones y Cabezudos (inmensos muñecos humanos), por los vinos, por la amabilidad y simpatía de los portugueses y por la magia del ambiente y la vida nocturna de la villa más antigua de Portugal. Pero ésta es otra historia…

Por último, nuestros agradecimientos más sinceros a Cristina Mendes, de Turismo do Porto e Norte, y a Nuno Brandâo, técnico de turismo de Ponte de Lima.

sábado, 10 de marzo de 2018

Un lujo de aceite que viste y enriquece

Texto y Fotos: Martina Vicente

Desde el norte de la provincia de Cáceres llegan a Galicia, de la mano de la distribuidora coruñesa O Noso Gourmet, una gama de AOVES que no solo aportan todo lo bueno de la variedad con la que están elaborados, la Manzanilla Cacereña, sino que están enriquecidos con diferentes especies que nos recuerdan a cinco destinos gastronómicos de marcado carácter. Se trata de la gama Etnic Flavours & Food, compuesta por cinco aceites diferentes inspirados en Italia, México, India, USA y Marruecos.


Innovadores aceites especiados que combinan el mejor aceite de oliva virgen extra con los aromas y sabores de estos cinco países, y que les dan una personalidad diferenciada a nuestros platos. Así lo demostró el chef Juan Crujeiras en su restaurante, Bido, en una exclusiva presentación en la que elaboró cinco propuestas, cada una de ellas con un aceite diferente. Con Etnic Italia -un aceite que evoca mesas familiares y largas sobremesas, ideal para potenciar platos de pasta, verduras a la brasa o ensaladas- el chef elaboró su célebre Tomate marinado con queso San Simón da Costa, un placer visual y gustativo que nunca defrauda. Con Etnic USA -especialmente indicado para verduras a la brasa o parrilladas de carne, así como para untuosas salsas-, Crujeiras condimentó un Steak tartar de vaca gallega, con su punto justo de sazón y su recuerdo al mestizaje de la gastronomía norteamericana.



La tercera propuesta fue un Arroz de cigala y merluza, para el que el chef empleó Etnic México, un aceite sutil pero con un punto de exotismo ideal para combinar con carne de cerdo y vacuno, con pescado blanco o aves.


A continuación, una Vieira con cuscús de quinoa, verduritas y menta que, inequívocamente, se elaboró con Etnic India, un aceite con una fuerza aromática especial, ideal para aliñar ensaladas, parrilladas de carne, legumbres o arroces. La quinta propuesta fue un Cochinillo con humus de garbanzos y manzana, elaboración para la que el chef empleó Etnic Marruecos, un zumo de aceite perfumado con las esencias más reconocibles del país alauita, especialmente indicado para recetas de caza o para su empleo en crudo.
Salpicando las propuestas del chef, el prestigioso barman Manuel Jiménez nos deleitó con tres propuestas diferentes, tres cócteles inspirados en la gastronomía española (un Ajoblanco, un Gazpacho y una Ensalada Hurdana) elaborados con estos originales aceites, ideales para degustar como parte de un menú gastronómico.

El coctelero Manuel Jiménez y el chef Juan Crujeiras emplearon la gama Etnic y el AOVE MO para sus diferentes elaboraciones

Pero el broche final de este espectacular despliegue de aromas y sabores lo puso Juan Crujeiras con su propuesta dulce, combinando el aceite con dos de los ingredientes con los que mejor casa: el chocolate y la sal. Pero para esta elaboración, el chef de Bido empleó otro aceite, AOVE Luxury MO, un aceite de oliva virgen extra ecológico exclusivo, diferente y único. De gran complejidad y múltiples evocaciones, este zumo Premium de Manzanilla Cacereña, extraído de olivos centenarios ubicados en parcelas de más de 500 metros de altitud, es un deleite para los sentidos, sobre todo en boca, donde despliega notas a fruta verde, plátano, flores y vainilla. Un aceite fresco que nos transporta al norte de la provincia de Cáceres (Sierra de Gata y las Hurdes), donde se recoge con sumo cuidado esta variedad de aceituna de reducido rendimiento y elevada carga fenólica, en parcelas que han resistido al paso del tiempo y siguen trabajándose como antaño.
La exclusividad de este aceite queda patente en el propio packaging, que evoca a un perfume o a una joya, tal es el cuidado que la empresa Jacoliva ha querido poner en este producto. Así, MO viste un envase de material tecnológico, que preserva el producto y refleja sus cualidades: innovación, ecología, exclusividad, emoción. Y el cierre nos recuerda la trascendencia de la materia natural: es un tapón de madera certificada PEFC de bosques gestionados de forma sostenible.

Máximo cuidado de la materia prima, su elaboración y presentación para unos aceites que, además de vestir nuestras mesas, enriquecen nuestros platos con un toque de calidad y sofisticación.

Los aceites Etnic Flavours & Food y AOVE Luxury MO llegan a Galicia gracias a la distribuidora coruñesa O Noso Gourmet, con José Antonio Iglesias a la cabeza
Justino Corchero, CEO de AOVE Luxury MO, explicó que todos los aceites están elaborados con la variedad Manzanilla Cacereña, de elevada carga fenólica

lunes, 23 de octubre de 2017

Laboratorio Canalla On Tour, ¡sin reglas y a lo loco!

Texto y fotos: Alberto Traversa / Martina Vicente

Nació como una actividad local, del NH Collection de A Coruña. De la inquieta mente del chef Tito Fernández y el impulso del director del establecimiento, Rafael Benito. Pero el éxito cosechado en la ciudad herculina propició una gira “por provincias” que finalizará por todo lo alto en Madrid y que ha demostrado que las cosas bien hechas, bien parecen (tal y como pone de manifiesto la larga lista de espera que las diferentes sesiones han cosechado en sus respectivas convocatorias).

Parece que la querencia por experiencias gastronómicas que van más allá de una mera degustación sigue en boga, porque Laboratorio Canalla, aun siendo una excepcional experiencia gastronómica, es mucho más. El ambiente, la decoración, la puesta en escena, la música, la velocidad del servicio, la ausencia de convencionalismos, las continuas sorpresas… hacen que se despierten todos los sentidos. “Lo que pretendemos es que la gente se divierta”, explica Tito Fernández. Lo difícil sería no disfrutar, decimos nosotros. Primero, porque la convocatoria habla de una “experiencia gastrosensorial canalla”, por lo que nos disponemos a soltar adrenalina y a dejarnos llevar.
Participamos en una de las dos sesiones que acogió el NH Collection de Vigo y nos conducen a un local “clandestino” al que accedemos en montacargas y prácticamente a ciegas. Nos bendicen con una oblea “divina” y una “pócima” servida en jeringa y ya estamos listos para entrar… previa contraseña, claro.

Una vez dentro, la densa niebla nos permite ver a los cocineros atareados en los últimos detalles de sus respectivas elaboraciones. Porque en cada sesión, además de Fernández y el chef del establecimiento anfitrión (Michy Outeiral, en Vigo), participan cocineros invitados (en el caso de nuestra sesión, Juan Perret de Kero, Paco Chicón y Sergio Musso de Eclectic y Beni Couso de Patouro). 

Comienzan a salir los platos y entramos en una vorágine que nos lleva de lo dulce a lo salado sin solución de continuidad. Foie & Plumcake, Picnic-bao de mejillón, Estalla Galicia, Pulpo nova feira, Mar y Montaña…
Son solo algunas de las sugerentes propuestas que nos sirven los (también) “canallas” camareros y que rematamos jugándonos a la ruleta rusa pagar o no el cóctel de despedida. En nuestro caso, la pistola no estaba cargada por lo que, invitados por la casa, disfrutamos de una caipiroska con violetas y un mojito de cava con rosas (obra del bartender Andrés González) servidos en probetas y que nos ayudaron a procesar todo lo que habíamos degustado previamente. Todo lo que habíamos vivido.


Para los que os quedáis con ganas de participar en alguna de estas sesiones, nos cuentan que en enero el Laboratorio Canalla volverá al NH Collection de A Coruña. Todo después de vivir un fin de fiesta de la gira ‘On Tour’ que promete dejar poso en Madrid. Será el próximo día 8 con la participación de Paco Roncero, Iván Domínguez, Marcos Morán y Ariel Mendizábal, entre otros, que acompañarán a Tito Fernández en una noche de lo más canalla. Con lo “modositos” que son todos…

domingo, 21 de mayo de 2017

Champagne, el glamour de un vino único

Texto: Alberto Traversa
Fotos: Martina Vicente / Alberto Traversa

Si saborear un champagne es como un premio para nuestros sentidos, qué no será catar y degustar cuatro propuestas diferentes acompañadas de una explicación animada y didáctica de la historia de estos vinos, de sus lugares y formas de elaboración y, sobre todo, de la singularísima diversidad de esta bebida que mantiene vivo en el tiempo un halo de tanta calidad como glamour.

Esto fue lo que intentamos asimilar y disfrutar recientemente en el Centro Superior de Hostelería de Galicia (CSHG), en cuya aula de catas dos de las mujeres que más saben en España del universo de esta burbujeante bebida se dieron cita para compartir conocimientos y algún que otro secreto ante una treintena de sumilleres, hosteleros, aficionados y unos pocos elegidos de algún medio de comunicación especializado. Nuria Gené, directora en España del Comité Interprofesional del Champagne, y la inefable Mercedes González, Embajadora del Champagne en nuestro país, fueron las anfitrionas de esta introducción al mundo del champagne y al aprendizaje de la cata de estos vinos, absolutamente irrepetibles.
Es este universo del champagne tan exquisito como complejo, donde todo se debe ver bajo el concepto de la diversidad. Pero para empezar correctamente habría que resaltar que ya estos vinos eran elaborados por los romanos y a partir de ahí el mágico encantamiento del champagne hipnotizó a emperadores, reyes y nobleza hasta llegar a la Iglesia, pues los abades y obispos fueron grandes elaboradores y promotores de estos vinos. 


Aquella tradición aristocrática del champagne es símbolo y seña de identidad del glamour en la actualidad, donde claramente se identifica la calidad de un producto con la mismísima denominación champagne.

Por cierto, el único y auténtico champagne es francés, no valen aquí copias u otras denominaciones que han surgido en algunos países que reniegan de la exclusividad del origen del champagne (como es el caso de los EE.UU.); y de preservar y consolidar el buen nombre de este vino se encarga, entre otras funciones, el Comité Interprofesional del Champagne, un organismo que está perfectamente integrado tanto por las denominadas Grandes Marcas del champagne como por los “vignerons”, los viticultores más pequeños, los cuales aportan sus cientos de parcelas para los vinos que producirán las Grandes Marcas y demás productores de la zona.
Hablando en cifras, España es el noveno importador de champagne francés, con cerca de 4 millones de botellas al año, de las cuales un 83% son de brut, en tanto que el resto se segmenta entre el champagne rosado y el cuvee prestige. De esos 4 millones de botellas, un 55% lo consumen los particulares (canal Alimentación) mientras que el 45% restante va directamente al canal Horeca. Y aunque su consumo continúa siendo fuertemente estacional (casi un 80% en épocas navideñas), cada vez encuentra una mejor salida a través de su venta por copa o bien como aperitivo.

Si tuviéramos que exponer las diferentes cualificaciones del champagne seguramente nos perderíamos en un maremágnum de términos que aun siendo simples podrían hacerse laberínticos; por ello, preferimos esclarecer apenas algunos apuntes que consideramos interesantes, como por ejemplo que básicamente en la elaboración de un champagne se utilizan tres variedades principales: las tintas Pinot Noir y Meunier y la blanca Chardonnay. El champagne es básicamente un ensamblaje permanente y en su elaboración entran otros vinos llamados “de reserva”, que tienen su origen en vendimias anteriores (se trata de vinos que a veces se conservan en botella durante decenas de años). Para tener una idea de la cantidad de ensamblajes que puede tener un champagne, hay algunas marcas que hacen constar más de sesenta en la elaboración final del vino. Y es esta elaboración final la que está en manos de un “guardián de las esencias de los vinos de cada casa”, según definen (cual relato más propio de ‘El Señor de los Anillos’) las bodegas francesas al maestro cavista, encargado y responsable único y absoluto de los ensamblajes del champagne de cada marca.
Si la finalidad del ensamblaje es producir un vino especial a partir de uva blanca, se le denomina “blanc de blancs” y si el ensamblaje está formado por uvas negras se llama “blanc de noirs”.
La simpática Mercedes González también nos aclaró el término “millesime” que figura en algunas etiquetas de champagne. “Se refiere a vinos elaborados a partir de una vendimia extraordinaria, con los cuales el maestro cavista decide elaborar una cuvée solo con vinos de ese año”, explica; en tanto que una cuvée de prestige es la joya de la corona, en este caso del elaborador, pues es el ensamblaje de los vinos más excepcionales, la perfección de lo perfecto que la naturaleza y el arte del elaborador pueden ofrecer.
También es de resaltar que toda la vendimia (de las 32/34 millones de hectáreas con en torno a 280.000 parcelas) se hace a mano. En el “terroir” no entra máquina ninguna. Y como dato más que interesante y para tener en cuenta es el hecho de que cada bodega junto al propio Comité Interprofesional siempre “hacen” una reserva importante de cada añada de champagne que sale al mercado; una iniciativa que nos convendría aprender en España a tenor de los últimos ejemplos de la destrucción de importantes cantidades de viñedos por cuestiones climatológicas -como las heladas o el granizo- o alguna plaga. Una magnífica solución para no quedarse sin vino (ante cosechas muy escasas) y por lógica no perder mercados a los que no se pueden proveer.
Luego se habló de los diferentes champagnes (brut nature, brut, demi-sec, rosados, etc.), de la identificación de cada vino según la información que registra la etiqueta, del degüelle, del término Cru (que no es otra cosa que la parcela de donde proceden las vides) y de las conveniencias de su temperatura de servicio en mesa. Pero lo mejor de todo fue catar y saborear cuatro champagnes diferentes, cuatro soberbios vinos donde, a gusto de este cronista, el monovarietal de Meunier fue casi una experiencia religiosa.

miércoles, 25 de enero de 2017

Lalín, un interior único

Texto y fotos: Martina Vicente

Un viaje interior… Conocerse a uno mismo, buscar la esencia, descubrir aspectos de nuestra personalidad que estaban latentes, volver a nuestros orígenes…

Cuando nos proponemos hacer un viaje interior emprendemos una etapa reflexiva, pausada, profunda… y con ese ímpetu participamos en un blogtrip organizado por el Concello de Lalín y que, precisamente, nos invitaba -permítaseme el símil- a mirar hacia el interior, a #Lalinuninteriorunico. Con ese leitmotiv, un grupo de bloggers turísticos descubrimos (creo que nos pasó a todos) un Lalín desconocido, sin descuidar, claro está, aquellos aspectos más identificables de la capital del Deza.
Nos recibieron en el Concello, uno de los Consistorios más singulares de Galicia, que representa un poblado castreño y desde cuya azotea pudimos tomar una panorámica del casco urbano y hacernos una idea de cómo es esta localidad, “el kilómetro cero de Galicia”, presumen orgullosos en Lalín. Diseñado por los arquitectos Mansilla y Tuñón, el edificio carece de esquinas pues todo se ha construido en base al círculo como forma sublime, incluso el salón de plenos, atípico por la disposición de las bancadas para los ediles. La única concesión al ángulo son las escaleras interiores que suben a la azotea. En la Casa Consistorial nos hacemos las primeras fotos con “el cerdo”, el animal al que rinden perpetuo homenaje en Lalín y del que encontramos continuas representaciones.



Un paseo por el casco nos ofrece la segunda perspectiva de la localidad: bulliciosa, amable, acogedora… La Praza da Torre -popularmente conocida como la Praza das Pipas, tal era el “deporte” practicado por los vecinos en este lugar (comer pipas y repasar la actualidad local)-, el Parque de Loriga con el simbólico monumento al aviador local Joaquín Loriga Taboada (firmado por Asorey), o la Praza de Abastos con su colorido despliegue de productos autóctonos son algunas de nuestras paradas.


Monumento a Loriga

Visitamos el Museo Ramón María Aller, donde se emplazó el primer observatorio astronómico de Galicia y que en la actualidad está dedicado a tres de los hijos ilustres de Lalín: el propio astrónomo, Joaquín Loriga y Laxeiro. Precisamente, en este inmueble se puede contemplar parte de la obra del pintor, en colección permanente, y apreciar su evolución como artista. También podemos observar las estrellas desde su rudimentario observatorio, que está en perfecto estado de funcionamiento y que es visitado cada año por decenas de escolares de toda Galicia.

Capilla San Martin
El Camino de Santiago también deja su huella en la localidad. Dos son las rutas que tocan el municipio. Por un lado, la Vía de la Plata, que tangencialmente discurre por las inmediaciones, y el Camino de Invierno, que atraviesa la ciudad y que cada año es elegido por más peregrinos. De hecho, el Gobierno local está decidido a impulsar esta segunda ruta y mejorar la atención a los caminantes. En sus proximidades visitamos lo que queda del Monasterio de San Martín, una pequeña capilla con elementos singulares en sus muros.

De ahí al Pazo de Liñares, vinculado históricamente a la familia Taboada y que fue calificado en su día como “El Palacio del Recuerdo” por Emilia Pardo Bazán. Hoy, tras haber sido objeto de una ingente obra de rehabilitación (el edificio llegó a estar en estado ruinoso), el Pazo de Liñares es de titularidad municipal -desde 2002- y Bien de Interés Cultural desde 2009. Dedicado a usos culturales y museísticos, el palacio es “una ventana abierta a la historia y la arqueología” y en él se encuentra la pila en la que fue bautizado el aviador Loriga (era ahijado de un miembro de la familia Taboada).
El Pazo de Liñares, recientemente rehabilitado

Museo do Títere
Una parte del edificio alberga el Museo Galego do Títere, gracias a la colaboración entre el Concello y la compañía local Viravolta, responsable del festival ‘Titirideza’. Con piezas de diferentes épocas y procedentes de diversos países, y una de las más completas bibliotecas de España sobre la materia, este centro es un auténtico templo de las marionetas que desde su llegada al Pazo de Liñares (antes se ubicaba en un local privado en el centro de Lalín) ha recibido la visita de unas 18.000 personas.
Otro centro divulgativo que tuvimos la oportunidad de visitar es la Casa do Patrón, un museo etnográfico impulsado por Manolo Blanco y su familia (literalmente, pues entre los familiares llevan el museo y el restaurante del que dispone el complejo) y que está compuesto por 3 edificios, con 13 salas, en los que se exponen más de 4.500 piezas recogidas por toda la geografía gallega y que se muestran agrupadas por temáticas, en algunos casos, sin orden aparente. “Empezamos colgando unos yugos en una pared y los vecinos nos fueron dando piezas y piezas hasta llegar a esto”, confiesa Manolo. La visita cuesta 1 euro para los grupos y 2 euros si se hace de forma individual y dura en torno a una hora. Una de las salas del museo acoge un restaurante, donde probamos un pan y unas empanadas caseras excelentes.
Recreación de una antigua taberna en la Casa do Patrón
En las proximidades se encuentra el Castro de Doade, que no pudimos visitar en esta ocasión, y el Área Recreativa de Mouriscade, donde el río Asneiro ofrece un marco incomparable para merendar, caminar o descansar.

Riqueza natural.- Precisamente, la riqueza natural de Lalín fue uno de los grandes descubrimientos del blogtrip pues el municipio posee numerosos parques, carballeiras, paseos y rutas de senderismo que merecen una visita pausada. Tuvimos la suerte de ir acompañados de Martiño Nercellas, un auténtico apasionado de la naturaleza y la etnografía y un libro abierto al que acudir ante cualquier consulta (y preguntando, no nos quedamos cortos!). Con él descubrimos la Fraga de Catasós o Fraga de Quiroga, con majestuosos ejemplares de castaños -algunos de ellos superan los 30 metros de altura- y robles (carballos) y en cuyas inmediaciones se encuentra el Pazo del mismo nombre en el que se casó Emilia Pardo Bazán y en el que escribió parte de su obra cumbre, ‘Los Pazos de Ulloa’. Esta Fraga es Monumento Natural desde el año 2000.
Martiño Nercellas nos guió por la Fraga de Catasós


Más cerca del centro también visitamos el Souto de García Sánchez, un área de esparcimiento salpicada de esculturas del pontevedrés Sergio Portela.Pero el mayor impacto del viaje fue -al menos, en mi caso- el Casal de Chedas y, en general, la parroquia de Zobra, que reúne la quintaesencia de las aldeas del interior de Galicia, rodeada por la Serra do Candán, “O Courel pontevedrés, ¿o es al revés?”, nos preguntábamos mientras la recorríamos.
Casal de Chedas

Antonio Dobarro
El Casal de Chedas está habitado en la actualidad por un solo vecino, Antonio Dobarro, quien no sin ciertas reticencias (comprensibles, al ver llegar a sus dominios a un grupo numeroso con teléfonos móviles, cámaras de fotos y muchas ganas de preguntar) accedió a contarnos algunas anécdotas de su vida pasada y presente. La zona dependía del Mosteiro de Aciveiro y, de hecho, en las inmediaciones existía un lugar a donde confinaban a los monjes “díscolos” o que “se desviaban un poco”, apunta Martiño Nercellas. Es fácil imaginar el castigo que podía suponer permanecer aislado en este lugar… aunque seguro que Antonio Dobarro no piensa lo mismo!
Abadonamos Chedas y seguimos en dirección a Zobra, una pequeña aldea en la que tomamos un reconfortante café caliente, filloas y queso con miel en A Taberna de Rosa, que reabren gentilmente para nosotros. Allí también asistimos a una demostración de una tejedora de lino, Hortensia, que recuerda divertida que una de las últimas piezas que tejió (una colcha) fue un encargo de la televisiva María Teresa Campos.
A Taberna de Rosa
En esta parroquia, con apenas cien vecinos, se encuentran hasta tres envasadores de miel, uno de los cuales (O Testeiro) elabora las mejores mieles de Galicia según la última edición de los premios que convoca anualmente la Xunta.
Colmenas en el interior de una alvariza en Zobra

Manuel González, su orgulloso gerente, nos comenta que la calidad de la miel que se elabora en la zona tiene que ver con la privilegiada situación de las colmenas y con un saber heredado de generación en generación pues hay documentación de la existencia de colmenas y alvarizas en esta zona desde el Catastro del Marqués de Ensenada (1752). Los otros dos envasadores de miel de Zobra son Mel O Cortizo y Mel O Carrasco, cuyos responsables nos acompañan, precisamente, a visitar una de las alvarizas que mejor se conservan en la zona (llegó a haber un centenar).
La alvariza es una construcción circular que resguardaba las colmenas de los ataques de los osos y su presencia masiva en esta zona (O Candán acoge una de las mayores concentraciones de alvarizas del noroeste ibérico) tiene mucho que ver con la presencia de los monjes de la orden del Císter en el Deza. Para conocer toda esta zona, nada mejor que realizar la ruta circular denominada ‘Sendeiro de Zobra’, de 29 kilómetros de longitud y dificultad media-alta, apta pues para iniciados en la materia. Y para descansar, una propuesta más que interesante es hacerlo en unas antiguas viviendas mineras transformadas hoy en establecimiento hostelero. Las Casas das Minas, gestionadas por la Comunidad de Montes, cuentan con cinco apartamentos (uno de ellos apto para personas con discapacidad), cocina y comedor, y ponen de relieve el pasado minero de Zobra, vinculado al wolframio y al oro.
Casas das Minas, gestionadas por la Comunidad de Montes, en Zobra
Cocido en Bodegón Currás

¿Y cuándo comemos?.- La gastronomía no era el motivo principal de la visita a Lalín pero estando en estas tierras, no podemos obviar lo bien que se come por aquí. El omnipresente cocido puso aroma y sabor en Bodegón Currás a la jornada dominical, que rematamos -tenga o no que ver con el festín gastronómico que nos pegamos- con un recorrido por el tramo más urbano del Paseo Fluvial del río Pontiñas. Pero durante el fin de semana en Lalín pudimos comprobar que hay vida más allá del cocido.
Por ejemplo, en la empresa Embutidos Lalinense nos mostraron varios productos de quinta gama que comercializan por todo el mundo, como el lacón con grelos en conserva, el pastel de lacón con grelos o la panceta rellena asada.
En Pazo de Anzuxao degustamos sus diferentes quesos
Pulpo en A Cunca
Por su parte, en Pazo de Anzuxao nos presentaron los diferentes tipos de queso que elaboran (DOP Queixo Tetilla, DOP Arzúa-Ulloa, Señorío de Anzuxao, requeixo…) y pudimos degustarlos en una visita casi relámpago. Además, comimos pulpo ‘á feira’ y ‘richada’ en Pulpería Alto da Pena y en la Gastrotapería A Cunca flirteamos con una cocina más contemporánea sin olvidar uno de los platos por los que este establecimiento es más conocido, la tortilla (la de queso nos dejó huella).
Gentileza del Concello y de las casas comerciales colaboradoras, nos llevamos para casa un pack de productos locales que prolongaron aún más la experiencia vivida, una experiencia que no habría sido lo mismo sin las continuas atenciones que todo el grupo recibimos por parte de Paco Vilariño, edil de Turismo, y los técnicos José Antonio G. Sixto y Lola García.

lunes, 17 de octubre de 2016

Porto e Norte vol. I: Esposende y Gaia

Texto: Martina Vicente / Fotos: Martina Vicente, Porto e Norte y Quinta da Boeira

Dentro de la colaboración que mantienen, a nivel turístico, Galicia y el norte de Portugal, hace unos días se organizó un blogtrip en el que tuve el privilegio de participar como periodista especializada en gastronomía y turismo y que me sirvió (a título personal, si se me permite) para conocer lugares que, aun encontrándose muy cerca de Galicia, no había visitado anteriormente. Todo ello, con la compañía de personal de Turismo do Porto e Norte de Portugal (la entidad que gestiona el turismo en las 86 cámaras municipales de la zona norte del país) y de los diferentes municipios que íbamos visitando, lo que nos ayudó a acercarnos al territorio y conocer sus atractivos de una forma mucho más rica y directa.


No es fácil concentrar en un post toda la información que recibimos en dos jornadas y media de blogtrip con un intenso programa de visitas que difícilmente pudimos completar por lo apretado del horario, así que lo dividiré en dos entregas, en las que dejaré pinceladas de los lugares que fuimos conociendo y de las posibilidades turísticas que esta región tiene. Antes de nada, explicar que Porto e Norte es la región que más ha crecido turísticamente en los últimos años, por encima de la media nacional. Y eso no solo tiene que ver con la variedad de recursos que posee sino también con la política de promoción y coordinación que se está desarrollando, apoyada en las impresionantes cifras que cada temporada acumula el aeropuerto Sá Carneiro, una de las principales vías de entrada de visitantes para esta zona (e incluso para Galicia!).


Esposende mira al Atlántico y mantiene una gran vinculación con él
Para los gallegos, Portugal es un destino preferente pero quizá abusamos de los dos o tres lugares “más comunes” y no damos oportunidad a otras localidades menos mediáticas pero que, igualmente, tienen mucho que ofrecer. Una de ellas es Esposende, nuestra primera parada, donde fuimos recibidos por Rui Pereira, concejal (o ‘vereador’ en portugués) de Turismo que, curiosamente (o no), acudió a nuestro encuentro en bicicleta. Nos recibió en la Loja Interactiva de Turismo, que forma parte de la extensa red de oficinas de información turística que Porto e Norte ha situado en sus municipios pero también en Santiago de Compostela y en el aeropuerto portuense. Además, recientemente Porto e Norte ha inaugurado el Porto Wellcome Center que pasa por ser “a maior loja de turismo do mundo”, como ellos mismos señalan. En estas ‘lojas’, el visitante puede encontrar información no solo del ayuntamiento en el que se encuentre sino de todos y cada uno de los que componen Porto e Norte, con la posibilidad de hacerse sus propios “paquetes turísticos”.

Obligado el paseo en barco por el río Cávado
En Esposende (‘Un privilegio de la naturaleza’, reza su eslogan) nos sorprendió el Parque Natural do Litoral Norte, una zona protegida que pertenece en su totalidad a este municipio costero -situado entre Viana do Castelo y Póvoa de Varzim- que en época estival triplica sus 35.000 habitantes habituales. El Parque, que ocupa 18 kilómetros de costa, puede recorrerse a pie o en barco, con una zona más abrigada y otra más expuesta al viento del norte. Existen empresas que realizan rutas por la zona como Proriver -la que nos llevó a nosotros-. El viaje, que cuesta 10 euros y tiene dos horas de duración, permite descubrir de cerca la flora y fauna de este Parque Natural, afeado en cierto modo por la presencia de dos inmensas torres de apartamentos de los años 70 (a todos nos recordaron a Toralla, en Vigo) que no solo rompen la idílica estampa del enclave sino, en general, de todo el ‘skyline’ de Esposende, con edificios de apenas tres alturas.
Vemos la magnitud del Parque desde el Mirador
Birdwatching -o avistamiento de pájaros- y kitesurf son dos de las actividades para las que Esposende tiene unas cualidades únicas. Y es que el turismo de naturaleza y los deportes náuticos son dos de sus grandes atractivos, que hacen que sea visitado por numerosos grupos de turistas nórdicos. 

El avistamiento de aves, uno de los atractivos del Parque
También es frecuente oír hablar francés por las calles de la localidad porque cada vez son más los ciudadanos galos que se compran aquí una segunda residencia “y que pasan a ser vecinos, más que turistas”, apunta Rui Pereira. Tampoco debemos olvidarnos de la gastronomía y un buen ejemplo fue el Arroz de corvina que degustamos en el Restaurante TíoPepe, fundado por españoles y habitual del podio de concursos gastronómicos como ‘Sabores do Mar’. Sin duda, un gran colofón para la primera jornada del blogtrip que rematamos en el Hotel Suave Mar, uno de los mejores establecimientos hoteleros de Esposende.

El barrio marinero de Afurada, en actividad desde bien temprano
Con energías renovadas, al día siguiente nos dirigimos a la desembocadura del Duero (Douro para nuestros vecinos) pero no hacia Porto sino hacia la otra orilla: Vila Nova de Gaia. Concretamente, nuestra primera parada fue el barrio marinero (pescatório) de Afurada, un descubrimiento para todos nosotros. Fuimos temprano pero la comunidad era ya un hervidero de marineros reparando redes, otros saliendo al mar y vecinas haciendo uso de un lavadero público que, como nos explicaron nuestros guías, también es escenario de “performances” culturales.
Rudimentario pero efectivo tendedero público en Afurada
Muestra de que tradición y modernidad pueden convivir (y en Portugal lo hacen como en pocos lugares). En las proximidades del lavadero visitamos el Centro Interpretativo do Património da Afurada, donde se puede conocer el pasado y presente del barrio a través de una coqueta colección, dividida en tres zonas expositivas, y confeccionada a partir de fondos públicos y privados.

Los fondos del Centro Interpretativo se nutren de donaciones vecinales


Este centro divulgativo hace un repaso de la historia más reciente del barrio, la importancia de la pesca del bacalao en aguas de Terra Nova (que fue obligatoria, cual Servicio Militar, hasta la Revolución del 25 de abril), el papel de la mujer que se quedaba en tierra, los destrozos que causaron las peores ‘cheias’ o inundaciones en la zona o la devoción que siente el barrio por San Pedro, al que homenajean cada verano en una celebración muy parecida a nuestra Festividad del Carmen.

Y de uno de los barrios más singulares de la ciudad nos desplazamos a la Cais de Gaia para participar en una visita guiada a las instalaciones de Ferreira, una de las bodegas de ‘vinhos do Porto’ más conocidas mundialmente. Actualmente, Ferreira pertenece al grupo Sogrape Vinhos, del que también forman parte otras dos bodegas emplazadas en Gaia: Sandeman y Offley. Entrar en las ‘caves’ de Ferreira es sumergirse de lleno en una tradición centenaria pues las primeras referencias a esta bodega se remontan a 1751. Sin embargo, la figura clave en el desarrollo y proyección de la casa hay que situarla en la década de los años 40 del siglo XIX. Se trata de una mujer, Dona Antónia Adelaide Ferreira, quien asumió el negocio familiar y lo amplió gracias a un espíritu emprendedor nada común para la época. Un enorme cuadro de Dona Antónia preside las instalaciones. Pero, además, varios de los vinos que elabora la bodega están dedicados a ‘Ferreirinha’ -ése era su sobrenombre-, tal es la importancia de su figura.
Foto izq: Las instalaciones de Ferreira son, además de bodega, un homenaje a la tradición de los Vinhos do Porto. Foto dcha: Rematamos la visita con una cata de dos Dona Antónia
Avanzamos en nuestra visita, en un ambiente húmedo y oscuro (esto nos recuerda que las instalaciones de Ferreira en Gaia no son un museo sino una auténtica bodega), y vamos descubriendo las diferentes estancias, atravesadas por lo que otrora fue una callejuela pública pero que acabó por ser absorbida por Ferreira a medida que ésta iba creciendo. Así hasta llegar a la sala de catas, donde probamos dos Dona Antónia Reserva -un blanco y un Tawny-, el colofón ideal para esta interesante visita. Las instalaciones de Ferreira son una auténtica atracción en Gaia, no en vano en temporada alta reciben hasta 800 visitantes diarios. Existen 3 tipos de visitas: la visita básica que incluye la cata de 2 vinos (6€), la visita Premium que incluye 3 vinos de categoría superior (9€) y la visita Dona Antónia que incluye la degustación de 5 vinos de mayor calidad (16€).

Con el regusto del vino aún en nuestros paladares, embarcamos para hacer el tradicional recorrido por la desembocadura del Duero. Hacemos el Cruzeiro das Pontes do Douro, de unos 50 minutos de duración que, en este caso, compartimos con un nutrido grupo de vivarachos excursionistas procedentes de varios países latinoamericanos. El sol -y Dulce Pontes, vía hilo musical- nos acompaña en nuestro recorrido y nos ofrece bellas estampas de los puentes Luis I, Maria Pia, São João, Arrábida, O Freixo y O Infante.
No faltó el tradicional crucero por el Duero (Douro)
Y casi sin descanso nos dirigimos a otro de los descubrimientos de Vila Nova de Gaia, el Parque Biológico, primer centro permanente de Educación Ambiental del país, fundado en 1982 e imitado en todo el continente. Son, en total, 35 hectáreas de terreno visitables, con 3 kilómetros de senderos entre frondosas áreas boscosas y zonas acotadas donde viven en semi-libertad todo tipo de especies como garzas, tortugas, nutrias, gamos o incluso una pequeña familia de bisontes europeos, especie de la que solo quedan en torno a 60 ejemplares en todo el mundo, y ninguno en libertad. Además, el Parque Biológico de Gaia es un centro receptor de animales salvajes, dispone de auditorio, área de estacionamiento de caravanas, una zona de molinos restaurados donde se sigue haciendo pan y un observatorio astronómico. Pero por encima de todo ello sobresale su importante labor didáctica. De hecho, es una de las visitas obligadas de los centros educativos de todo Portugal. Pero esta reserva natural no solo recibe a escolares pues el centro es uno de los recursos turísticos más importantes de Gaia. Y baste un dato: en 2012, recibió su visitante número 2,5 millones.
El Parque Biológico, uno de los descubrimientos de Gaia
Otra instalación de la que en Gaia están especialmente orgullosos es el Centro de Alto Rendimiento, especializado en dos modalidades a priori minoritarias pero en las que Portugal está consiguiendo grandes resultados: taekwondo y tenis de mesa. El centro (que, por cierto, nos conquistó desde el punto de vista arquitectónico), dispone de zona residencial y de las mejores instalaciones para la práctica del deporte y para la recuperación de los deportistas y en él suelen hacer ‘stages’ selecciones de todo el mundo. De él presumió el vereador de Deportes y Turismo, José Guilherme Saraiva de Oliveira, que nos acompañó en un delicioso almuerzo en la Quinta da Boeira, una finca situada en pleno centro de la ciudad y en la que sobresalen el palacete y sus tres hectáreas de jardines.
La Quinta da Boeira, un reducto de paz en pleno centro urbano
Entrar en la Quinta es aislarse del resto de la ciudad y casi transportase a otra época. Allí degustamos un sabroso arroz de pulpo, entre otras viandas, y disfrutamos del café en su preciosa terraza, aprovechando el sol que nos acompañó en todo el viaje. Uno de los espacios más singulares de la Quinta, en la que también se elaboran vinos, es la ‘garrafa’ (botella, en castellano), un proyecto del reconocido gabinete de arquitectos Arq2525 que rinde homenaje a la excelencia de los vinos portugueses. La ‘garrafa’ acoge en su interior una sala de catas y de proyecciones en 3D.
La ‘garrafa’ alberga en su interior una sala de catas