lunes, 17 de octubre de 2016

Porto e Norte vol. I: Esposende y Gaia

Texto: Martina Vicente / Fotos: Martina Vicente, Porto e Norte y Quinta da Boeira

Dentro de la colaboración que mantienen, a nivel turístico, Galicia y el norte de Portugal, hace unos días se organizó un blogtrip en el que tuve el privilegio de participar como periodista especializada en gastronomía y turismo y que me sirvió (a título personal, si se me permite) para conocer lugares que, aun encontrándose muy cerca de Galicia, no había visitado anteriormente. Todo ello, con la compañía de personal de Turismo do Porto e Norte de Portugal (la entidad que gestiona el turismo en las 86 cámaras municipales de la zona norte del país) y de los diferentes municipios que íbamos visitando, lo que nos ayudó a acercarnos al territorio y conocer sus atractivos de una forma mucho más rica y directa.


No es fácil concentrar en un post toda la información que recibimos en dos jornadas y media de blogtrip con un intenso programa de visitas que difícilmente pudimos completar por lo apretado del horario, así que lo dividiré en dos entregas, en las que dejaré pinceladas de los lugares que fuimos conociendo y de las posibilidades turísticas que esta región tiene. Antes de nada, explicar que Porto e Norte es la región que más ha crecido turísticamente en los últimos años, por encima de la media nacional. Y eso no solo tiene que ver con la variedad de recursos que posee sino también con la política de promoción y coordinación que se está desarrollando, apoyada en las impresionantes cifras que cada temporada acumula el aeropuerto Sá Carneiro, una de las principales vías de entrada de visitantes para esta zona (e incluso para Galicia!).


Esposende mira al Atlántico y mantiene una gran vinculación con él
Para los gallegos, Portugal es un destino preferente pero quizá abusamos de los dos o tres lugares “más comunes” y no damos oportunidad a otras localidades menos mediáticas pero que, igualmente, tienen mucho que ofrecer. Una de ellas es Esposende, nuestra primera parada, donde fuimos recibidos por Rui Pereira, concejal (o ‘vereador’ en portugués) de Turismo que, curiosamente (o no), acudió a nuestro encuentro en bicicleta. Nos recibió en la Loja Interactiva de Turismo, que forma parte de la extensa red de oficinas de información turística que Porto e Norte ha situado en sus municipios pero también en Santiago de Compostela y en el aeropuerto portuense. Además, recientemente Porto e Norte ha inaugurado el Porto Wellcome Center que pasa por ser “a maior loja de turismo do mundo”, como ellos mismos señalan. En estas ‘lojas’, el visitante puede encontrar información no solo del ayuntamiento en el que se encuentre sino de todos y cada uno de los que componen Porto e Norte, con la posibilidad de hacerse sus propios “paquetes turísticos”.

Obligado el paseo en barco por el río Cávado
En Esposende (‘Un privilegio de la naturaleza’, reza su eslogan) nos sorprendió el Parque Natural do Litoral Norte, una zona protegida que pertenece en su totalidad a este municipio costero -situado entre Viana do Castelo y Póvoa de Varzim- que en época estival triplica sus 35.000 habitantes habituales. El Parque, que ocupa 18 kilómetros de costa, puede recorrerse a pie o en barco, con una zona más abrigada y otra más expuesta al viento del norte. Existen empresas que realizan rutas por la zona como Proriver -la que nos llevó a nosotros-. El viaje, que cuesta 10 euros y tiene dos horas de duración, permite descubrir de cerca la flora y fauna de este Parque Natural, afeado en cierto modo por la presencia de dos inmensas torres de apartamentos de los años 70 (a todos nos recordaron a Toralla, en Vigo) que no solo rompen la idílica estampa del enclave sino, en general, de todo el ‘skyline’ de Esposende, con edificios de apenas tres alturas.
Vemos la magnitud del Parque desde el Mirador
Birdwatching -o avistamiento de pájaros- y kitesurf son dos de las actividades para las que Esposende tiene unas cualidades únicas. Y es que el turismo de naturaleza y los deportes náuticos son dos de sus grandes atractivos, que hacen que sea visitado por numerosos grupos de turistas nórdicos. 

El avistamiento de aves, uno de los atractivos del Parque
También es frecuente oír hablar francés por las calles de la localidad porque cada vez son más los ciudadanos galos que se compran aquí una segunda residencia “y que pasan a ser vecinos, más que turistas”, apunta Rui Pereira. Tampoco debemos olvidarnos de la gastronomía y un buen ejemplo fue el Arroz de corvina que degustamos en el Restaurante TíoPepe, fundado por españoles y habitual del podio de concursos gastronómicos como ‘Sabores do Mar’. Sin duda, un gran colofón para la primera jornada del blogtrip que rematamos en el Hotel Suave Mar, uno de los mejores establecimientos hoteleros de Esposende.

El barrio marinero de Afurada, en actividad desde bien temprano
Con energías renovadas, al día siguiente nos dirigimos a la desembocadura del Duero (Douro para nuestros vecinos) pero no hacia Porto sino hacia la otra orilla: Vila Nova de Gaia. Concretamente, nuestra primera parada fue el barrio marinero (pescatório) de Afurada, un descubrimiento para todos nosotros. Fuimos temprano pero la comunidad era ya un hervidero de marineros reparando redes, otros saliendo al mar y vecinas haciendo uso de un lavadero público que, como nos explicaron nuestros guías, también es escenario de “performances” culturales.
Rudimentario pero efectivo tendedero público en Afurada
Muestra de que tradición y modernidad pueden convivir (y en Portugal lo hacen como en pocos lugares). En las proximidades del lavadero visitamos el Centro Interpretativo do Património da Afurada, donde se puede conocer el pasado y presente del barrio a través de una coqueta colección, dividida en tres zonas expositivas, y confeccionada a partir de fondos públicos y privados.

Los fondos del Centro Interpretativo se nutren de donaciones vecinales


Este centro divulgativo hace un repaso de la historia más reciente del barrio, la importancia de la pesca del bacalao en aguas de Terra Nova (que fue obligatoria, cual Servicio Militar, hasta la Revolución del 25 de abril), el papel de la mujer que se quedaba en tierra, los destrozos que causaron las peores ‘cheias’ o inundaciones en la zona o la devoción que siente el barrio por San Pedro, al que homenajean cada verano en una celebración muy parecida a nuestra Festividad del Carmen.

Y de uno de los barrios más singulares de la ciudad nos desplazamos a la Cais de Gaia para participar en una visita guiada a las instalaciones de Ferreira, una de las bodegas de ‘vinhos do Porto’ más conocidas mundialmente. Actualmente, Ferreira pertenece al grupo Sogrape Vinhos, del que también forman parte otras dos bodegas emplazadas en Gaia: Sandeman y Offley. Entrar en las ‘caves’ de Ferreira es sumergirse de lleno en una tradición centenaria pues las primeras referencias a esta bodega se remontan a 1751. Sin embargo, la figura clave en el desarrollo y proyección de la casa hay que situarla en la década de los años 40 del siglo XIX. Se trata de una mujer, Dona Antónia Adelaide Ferreira, quien asumió el negocio familiar y lo amplió gracias a un espíritu emprendedor nada común para la época. Un enorme cuadro de Dona Antónia preside las instalaciones. Pero, además, varios de los vinos que elabora la bodega están dedicados a ‘Ferreirinha’ -ése era su sobrenombre-, tal es la importancia de su figura.
Foto izq: Las instalaciones de Ferreira son, además de bodega, un homenaje a la tradición de los Vinhos do Porto. Foto dcha: Rematamos la visita con una cata de dos Dona Antónia
Avanzamos en nuestra visita, en un ambiente húmedo y oscuro (esto nos recuerda que las instalaciones de Ferreira en Gaia no son un museo sino una auténtica bodega), y vamos descubriendo las diferentes estancias, atravesadas por lo que otrora fue una callejuela pública pero que acabó por ser absorbida por Ferreira a medida que ésta iba creciendo. Así hasta llegar a la sala de catas, donde probamos dos Dona Antónia Reserva -un blanco y un Tawny-, el colofón ideal para esta interesante visita. Las instalaciones de Ferreira son una auténtica atracción en Gaia, no en vano en temporada alta reciben hasta 800 visitantes diarios. Existen 3 tipos de visitas: la visita básica que incluye la cata de 2 vinos (6€), la visita Premium que incluye 3 vinos de categoría superior (9€) y la visita Dona Antónia que incluye la degustación de 5 vinos de mayor calidad (16€).

Con el regusto del vino aún en nuestros paladares, embarcamos para hacer el tradicional recorrido por la desembocadura del Duero. Hacemos el Cruzeiro das Pontes do Douro, de unos 50 minutos de duración que, en este caso, compartimos con un nutrido grupo de vivarachos excursionistas procedentes de varios países latinoamericanos. El sol -y Dulce Pontes, vía hilo musical- nos acompaña en nuestro recorrido y nos ofrece bellas estampas de los puentes Luis I, Maria Pia, São João, Arrábida, O Freixo y O Infante.
No faltó el tradicional crucero por el Duero (Douro)
Y casi sin descanso nos dirigimos a otro de los descubrimientos de Vila Nova de Gaia, el Parque Biológico, primer centro permanente de Educación Ambiental del país, fundado en 1982 e imitado en todo el continente. Son, en total, 35 hectáreas de terreno visitables, con 3 kilómetros de senderos entre frondosas áreas boscosas y zonas acotadas donde viven en semi-libertad todo tipo de especies como garzas, tortugas, nutrias, gamos o incluso una pequeña familia de bisontes europeos, especie de la que solo quedan en torno a 60 ejemplares en todo el mundo, y ninguno en libertad. Además, el Parque Biológico de Gaia es un centro receptor de animales salvajes, dispone de auditorio, área de estacionamiento de caravanas, una zona de molinos restaurados donde se sigue haciendo pan y un observatorio astronómico. Pero por encima de todo ello sobresale su importante labor didáctica. De hecho, es una de las visitas obligadas de los centros educativos de todo Portugal. Pero esta reserva natural no solo recibe a escolares pues el centro es uno de los recursos turísticos más importantes de Gaia. Y baste un dato: en 2012, recibió su visitante número 2,5 millones.
El Parque Biológico, uno de los descubrimientos de Gaia
Otra instalación de la que en Gaia están especialmente orgullosos es el Centro de Alto Rendimiento, especializado en dos modalidades a priori minoritarias pero en las que Portugal está consiguiendo grandes resultados: taekwondo y tenis de mesa. El centro (que, por cierto, nos conquistó desde el punto de vista arquitectónico), dispone de zona residencial y de las mejores instalaciones para la práctica del deporte y para la recuperación de los deportistas y en él suelen hacer ‘stages’ selecciones de todo el mundo. De él presumió el vereador de Deportes y Turismo, José Guilherme Saraiva de Oliveira, que nos acompañó en un delicioso almuerzo en la Quinta da Boeira, una finca situada en pleno centro de la ciudad y en la que sobresalen el palacete y sus tres hectáreas de jardines.
La Quinta da Boeira, un reducto de paz en pleno centro urbano
Entrar en la Quinta es aislarse del resto de la ciudad y casi transportase a otra época. Allí degustamos un sabroso arroz de pulpo, entre otras viandas, y disfrutamos del café en su preciosa terraza, aprovechando el sol que nos acompañó en todo el viaje. Uno de los espacios más singulares de la Quinta, en la que también se elaboran vinos, es la ‘garrafa’ (botella, en castellano), un proyecto del reconocido gabinete de arquitectos Arq2525 que rinde homenaje a la excelencia de los vinos portugueses. La ‘garrafa’ acoge en su interior una sala de catas y de proyecciones en 3D.
La ‘garrafa’ alberga en su interior una sala de catas

miércoles, 20 de julio de 2016

A Veiga, más cerca del cielo

Texto y fotos Alberto Traversa

Debía haber escrito este post hace ya días pero cuando uno tiene la oportunidad (gracias a la invitación de Xosé Merelles) de compartir unas vivencias únicas, con una “troupe” de viajeros empedernidos (que eso son los bloggers de viajes), descubriendo a unas personas que viven por lo que creen y en un rincón del mundo donde el cielo está casi al alcance de la mano, se hace difícil transmitir cada pasaje de esta vivencia singular. Y esto es así porque cada uno de los que viven en el municipio de A Veiga (Ourense) se han mimetizado, en cierto modo, con unos paisajes y un entorno natural tan extraordinarios como la misma historia del lugar.
La propuesta era conocer de primera mano lo que ofrece el geodestino Trevinca-A Veiga, una Zona de Especial Conservación donde la tierra y las estrellas integran un escenario tan espectacular que nos hacen sentir la verdadera -y pequeña- dimensión de los seres humanos.
Todo comenzó con una estancia en el establecimiento O Trisquel, más que una casa de turismo rural, un cálido refugio para los amantes de la montaña que encuentran en esta comarca la quintaesencia de su pasión. Allí conocimos al que sería uno de nuestros anfitriones del viaje, Cholo (Antonio Fernández), de profesión montañero y que a sus vitalísimos 72 años representa la historia viva de Pena Trevinca y no sólo por sus inmensos conocimientos de la orografía de la zona, sino por esas huellas que marcan un rostro satisfecho por la recompensa de su amante eterna: la montaña.
Macizo de Peña Trevinca
Trevinca -que significa tres vínculos- es la cima de Galicia y une en las alturas a tres picos que sobrepasan los dos mil metros: Pena Trevinca (2.127 m.), Pena Negra (2.121 m) y Pena Surbia (2.116 m), tres titanes que apuntan al cielo entre otra gran cantidad de picos colindantes que constituyen el denominado Macizo de Trevinca.
El grupo en Peña Trevinca
Allí, desde las tierras altas de Galicia, el grupo de viajeros escucha a Cholo: “En Galicia falta que se reconozca la singularidad del turismo de naturaleza de montaña”, dice con cierto tono de resignación. Es el momento de las fotos, de sensaciones de pequeñez ante tal exuberancia paisajística. Alguno visualiza (binoculares en mano) el vuelo de una de las cuatro parejas de águilas reales que habitan estas alturas y que semejan vigías que custodian los cielos gallegos. Mientras, Cholo narra pequeñas historias de estas tierras, donde los “maquis” se hicieron fuertes contra el régimen franquista. Nos cuenta de minas abandonadas que fueron refugios de los clandestinos y de la presencia de los nazis en procura del preciado wolframio (tungsteno) que utilizaban para sus tanques y proyectiles, durante la Segunda Guerra Mundial.

Lagoa do Serpe
De regreso, en los vehículos 4x4 (únicos que pueden escalar las inclemencias de estos territorios) visitamos las Lagoas da Serpe, de Ocelo y de Carrizais, ahora cristalinas y de plácidas aguas pero que en invierno y con la llegada de los fríos (desde finales de diciembre a finales de marzo) se transforman en glaciares, los únicos que existen en la actualidad en Galicia y segundos de España tras los Pirineos. En ellos bebe la riquísima fauna del lugar: lobos, gamos, gatos monteses, zorros, ciervos, muflones o corzos; un auténtico zoológico en libertad, que constituye otro de los innegables atractivos del lugar. También aquí el relato es tan original como el croma del paisaje, pero en este caso mítico, ya que dice la leyenda que en la Lagoa da Serpe vive una joven y bella princesa transformada en dragón y que solo en la noche de San Xoán vuelve a su forma original…, pero esa es otra historia.
Mientras nos vamos mimetizando con el entorno, Cholo nos explica que durante la glaciación de la Tierra, hay huellas que delatan que estas lagunas crecieron, heladas, más de 250 metros del altitud. Nos resulta imposible imaginarnos esa foto cuando observamos tanta belleza en calma. “Algunos aún peleamos por hacer que este territorio sea declarado Parque Natural, pero otros intereses impiden que así sea”, enfatiza el montañero. Más tarde e indagando entre otras gentes del lugar, le ponemos nombre a ese frenazo en el intento de ser catalogado como Parque Natural. Se llama caza y la explicación es fácil. Habida cuenta de la singularidad de la fauna que existe en la comarca, para los cazadores esta región es un auténtico paraíso y no están dispuestos a perderlo.

Locomóvil, próximo a  las minas de Vilanova
Algo de senderismo mediante y con un sol que parece no tener clemencia, nos acercamos a lo que Cholo denomina “locomóvil”, que no es otra cosa que una máquina generadora de electricidad que abastecía la labor en el interior de las minas de wolframio. Es de origen británico, data de 1940 y es una de las escasísimas piezas de este tipo que existe en Europa. Básica y rudimentaria, su función era quemar madera transformándola en vapor con lo que generaba la energía indispensable. Varios miembros del grupo comentamos lo mismo: qué pena que esta pieza histórica no encuentre un sitio adecuado en un escenario abierto al público. Se me ocurre intuir que esto también forma parte de la idiosincrasia del lugar, porque en esta región, turísticamente apenas explotada, lo maravilloso es preservar la naturaleza y no contaminarla con la masificación humana que a la larga todo corroe, convirtiendo en parques de atracciones la majestuosidad de lo puramente natural.

Bosque de abedules
Pero si rica es la fauna de la comarca no lo es menos la flora, donde los bosques de robles y abedules circundan por doquier y bien podrían convertirse en escenarios naturales de una nueva versión real del filme “Avatar”. Remansos de sombras que nos protegen de un sol inclemente y que nos permiten descubrir el famoso “rayo verde”, que los más incautos buscan con ahínco en cada  puesta de sol en el horizonte. Pero aún quedaba el “leiv motiv” de nuestro viaje: las estrellas. Y allí nos fuimos, pasada la medianoche, a la Tablilla das Lagoas. Aquí está el mejor observatorio natural de Galicia donde se puede ver el infinito (con permiso del Parque Natural das Illas Atlánticas). A Veiga y más precisamente Trevinca acaba de ser homologado mundialmente como Destino Turístico Starlight.
La Vía Láctea rozándonos los dedos, el Camino de las Estrellas, las Perseidas, Júpiter y hasta unas titilantes luces lejanas (que aún así se pueden visualizar a simple vista y que nos explican son parte de otra galaxia a 2,2 millones de años/luz de la Tierra) integran un cuadro espectacular, sobrecogedor, luminoso. No se trata de una noche estrellada, es el brillo de un cielo único, en un lugar único, donde el mejor relato cinematográfico de ciencia ficción semeja un cuento de hadas a la vista de este paisaje astronómico.
En este Destino Starlight, en septiembre y coincidiendo con la luna llena, se lleva a cabo la marcha nocturna denominada “Entre lobos y estrellas”. En octubre también son cita ineludible para los profesionales y aficionados las jornadas de AstroTrevinca, en tanto que desde el propio Ayuntamiento de A Veiga se busca formar a monitores con ciertos conocimientos en astronomía para servir de guías y capitalizar así este maravilloso recurso turístico, que solo es posible aquí gracias a la altura y a la casi total ausencia de contaminación lumínica.
Embalse de Prada

Al día siguiente aún nos quedaba recorrer en catamarán (inmenso Manuel, nuestro patrón) el Embalse de Prada, que a lo largo de sus 11 km. de extensión total (y más de 20 m. de profundidad) cuenta con áreas recreativas y playas -“Os Franceses” y “Coiñedo”- donde además de realizar esta actividad se puede practicar piragüismo, surfboard u otros deportes náuticos. En verano es la zona “del agua” de A Veiga, muy concurrida por vascos y madrileños, aunque aún -y afortunadamente- bastante desconocida hasta para los propios gallegos. Además, en todo el entorno del embalse existe una Ruta Verde: 33 km. para realizar senderismo o cicloturismo.
O Coiñedo
Hasta aquí el viaje a A Veiga, un contenido con una potencialidad turística impresionante pero donde lo natural no se negocia. Pero como en todo, si el contenido es extraordinario, el continente (la parte humana) también lo es. Por ello, valoramos la frase del alcalde de A Veiga, Juan Anta, que -inversamente a este relato- fue quien nos dio la bienvenida: “Los novecientos cuarenta habitantes de este concello estamos por la labor de reinterpretar el rural, que es la única forma de preservar y consolidar la vigencia de estos pueblos”. También apunta un dato curioso: A Veiga, a pesar de ser el único ayuntamiento ourensano por el cual no pasa el Camino de Santiago, es el segundo de Galicia (después de Sanxenxo) que más crece en turismo durante el verano, con una población de más de 5.000 personas.  Este incremento del 340% de su población se aloja en las 150 plazas turísticas con que cuenta A Veiga, en la gran cantidad de viviendas de verano que hay en el municipio y en la oferta de servicios de las proximidades (O Bolo, A Rúa, etc.).

Aira da Petada, la singularidad de un establecimiento de piedra
Pero además de los proyectos para dinamizar el municipio que tiene entre manos el alcalde (algunos podrían ser pioneros en España), es de agradecer la paciencia, predisposición y permanente sonrisa de Mar Giraldo, la guía de turismo del Ayuntamiento, quien no cejó en su empeño de hacernos sentir como en casa en todo momento. De igual forma, y aunque no mencionemos a uno por uno, sí merecen los mejores piropos nuestros anfitriones hosteleros de O Trisquel, Eido das Estrelas, Aira da Petada y Árbores de Lenda; establecimientos acogedores donde la gastronomía marida en calidad y servicio con la singularidad del destino. Por cierto, en cada uno de estos establecimientos se encuentra a disposición de los clientes y visitantes un gran cañón, que no es otra cosa que un telescopio, desde el cual puede verse tan grande como un cromo a Marte o Júpiter. Así lo comprobamos.
El mejor epílogo de este viaje es otra frase del inefable Cholo: “Todos los recursos turísticos que tenemos en A Veiga son como una maravillosa sinfonía donde cada instrumento (recurso) debe integrarse para que suene más brillante y completa en su totalidad”.  

viernes, 3 de junio de 2016

Tetilla, un queso de autor de origen gallego

Autor de la entrada: Alberto Traversa - Fotos: Alberto Traversa

La labor periodística tiene momentos gratificantes, de descubrimientos, de reconocer un buen producto y, sobre todo, el trabajo que conlleva el elaborarlo para, luego, disfrutarlo gastronómicamente. Algo así vivimos en compañía de un grupo de bloggers, participando de una jornada única para conocer más a fondo cómo se elabora el Queixo Tetilla en Galicia y cuánto de sí ofrece a la hora de utilizarlo en los fogones.

Presentación del blogtrip a cargo de la vicepresidenta y secretaria del CR DOP Queixo Tetilla, junto a Belén Docampo, Directora Xeral de Industrias Agroalimentarias de la Consellería do Medio Rural
La cita se inició y culminó en el magnífico Hotel Quinta da Auga Relais & Châteaux, un cuatro estrellas donde la calidad de las instalaciones y el servicio se encuentran en la cima de la hotelería compostelana. Allí, la directora xeral de Industrias Agroalimentarias de la Consellería do Medio Rural, Belén Docampo; y Pilar Castro y Mari Sé Mosteiro, vicepresidenta y secretaria ejecutiva del Consejo Regulador de la DOP Queixo Tetilla, respectivamente, oficiaron de anfitrionas del encuentro, aprovechando para destacar la “singularidad y el carácter internacional” de este producto “que pone a Galicia en el mapa del buen hacer en materia agroindustrial, consolidando el valor del rural gallego y exaltando las posibilidades gastronómicas que ofrece el Queixo Tetilla”, un recurso que se ha convertido en uno de los fundamentos principales del turismo que visita Galicia. Actualmente, la DOP Queixo Tetilla cuenta con 1.800 productores, acogidos en 38 industrias y marcas diferentes y con un relevante peso económico y de producción ya que al año se elaboran en torno a los dos millones de piezas.

La primera parada de la jornada fue en Agrodespensa, una especie de centro de divulgación y producción de Queixo Tetilla que otrora era visitado asiduamente por escolares para conocer, de primera mano, cómo y quiénes hacen este producto.
Benigno Pereira comenta la elaboración de la pasta de queso
En este taller, nuestro anfitrión fue Benigno Pereira, propietario de este singular espacio, un filósofo de profesión pero amante incondicional del terruño gallego que vislumbró, en la elaboración de estos quesos, una forma de vida saludable y una manera de generar riqueza a partir de los recursos que nos proporciona la naturaleza, con el añadido de la mano y el saber humano. Benigno se inició de pequeño en estas lides del campo (vendiendo incluso la leche y los quesos que elaboraba su madre) y con apenas 5 vacas, propiedad de la familia, comenzó a soñar con una industria láctea que, por aquel entonces, era artesanía pura y casi de subsistencia. No fue hasta 1987, mientras estudiaba en Compostela, cuando comenzó de forma seria a ejecutar aquel sueño, a través de la elaboración de Queixo Tetilla. De allí hasta hoy y a partir de conceptos fundamentales como el desarrollo de la agricultura ecológica, la investigación y la optimización de todos los recursos tecnológicos que la industria permite (como la generación de energía mediante placas solares) de este afable productor bien podría decirse que elabora un queso de autor.

Los participantes también elaboramos nuestro propio Queixo Tetilla

Y nunca mejor dicho, puesto que ahí nos vimos, la decena de participantes de este blogtrip, haciendo nuestro propio Queixo Tetilla, introduciendo la masa en los moldes especiales que requiere el formato de este queso, prensándolo con nuestras manos y a la espera del resultado que, ocho días después, disfrutamos a la hora del desayuno, merienda o cena. Para cerrar la mañana, Mari Sé Mosteiro nos ofreció una interesante cata comentada del Queixo Tetilla (que se elabora a partir de leche de vaca de razas frisona, pardo alpina y rubia gallega y de sus cruces), descubriendo algunas particularidades de este sector como por ejemplo que los productores no lo elaboran si antes no tienen vendido el producto; que esta Denominación Geográfica Protegida no tiene ningún límite geográfico para su producción en Galicia; que desde el propio Consejo Regulador y después de tanto tiempo aún es casi una batalla diaria hacer entender al distribuidor y comercializador (principalmente las grandes superficies) de la conveniencia del envase idóneo que requiere este queso fresco y de pasta blanda y que no siempre se cumple. 
La secretaria del Consejo Regulador DOP Queixo Tetilla, Mari Sé Mosteiro, durante la cata del producto
Porque se trata de un producto que debe respirar, estar en contacto con el aire para su paulatina y permanente fermentación. “Cuanta más maduración, más sabor”, nos explica Mari Sé, agregando que “al cabo de un mes de maduración, se pueden percibir los aromas del queso. Antes, difícil”.

Queixo Tetilla
Y puestos ya en la cata, percibimos todas las cualidades sensoriales y organolépticas del Queixo Tetilla como su color amarillo pálido (con una corteza comestible); que en nariz ofrece toques a mantequilla, leche o nata; con una textura cremosa y con cierta elasticidad; en tanto que en boca es seco, aunque húmedo al tacto, y con un sabor con notas ácidas y saladas a la vez. Eso sí, por tratarse de un queso fresco, de postgusto o persistencia, poca.
Elaborando el Queixo Tetilla en la fábrica Queizuar.
Luego de un estupendo almuerzo en el Pazo de Andeade y ya en Touro, en la fábrica de Benigno Pereira, que elabora al año miles de piezas de Queixo Tetilla (a través de 7 marcas diferentes pero todas con la correspondiente contraetiqueta de la DOP), podemos entender la magnitud de esta industria agroalimentaria que cuenta con una plantilla de más de 40 oficiales y técnicos. “Mi sueño es hacer una biofactoría”, comenta sonriente el propietario, mientras desandamos su sala de producción, de etiquetado, las cámaras frigoríficas o un laboratorio perfectamente equipado donde a diario se analiza cada producto que allí se elabora.
“La calidad de un queso no la da una etiqueta ni el marketing, sino la materia prima, la investigación y la forma en que está elaborado. Una mejor materia proteínica, un óptimo perfil de ácidos grasos, una leche con aportes de Omega 3 son temas que la gente desconoce a la hora de comprar un queso y de ahí el valor que hay que darle a este producto”, sentencia Benigno Pereira, para quien el queso “no es más que una conserva de leche”.

Xosé Cannas a los fogones.
Aligot de Queixo Tetilla, escarola y escabeche
A la caída del sol, y ya de regreso en el hotel, pudimos gozar de la creatividad culinaria de Xosé Cannas (Restaurante Pepe Vieira y 1 estrella Michelin) quien a través de su showcooking nos demostró las inmensas posibilidades gastronómicas que ofrece el Queixo Tetilla. Así, entre comentarios y apreciaciones de puntos de cocción, Xosé nos presentó un Tomate pasificado, Queso Tetilla y pesto; luego nos sorprendió con un Aligot de Queixo Tetilla, escarola y escabeche (un plato de origen francés que consiste en un puré de patatas pero aquí con la variante de incorporar Queixo Tetilla rallado). A continuación, elaboró un Queixo Tetilla a la llama, con tendón frito, curry y chalota (donde el secreto del sabor se esconde en la menta y la uva pasa utilizadas); para culminar el festín con un Brioche de rabo de vaca y mousse de Queixo Tetilla. Como no podía faltar el momento dulce, Cannas nos regaló una impecable Crema de Queixo Tetilla con miel y merengue. Todo ello bien regado con vinos de las DD.OO. Ribeiro, Rías Baixas y Ribeira Sacra.
La jornada terminó entre cafés, alguna copa y charlas distendidas junto a Carmen Albo (“guisandomelavida”), Belén Otero (“cocinar para dos”), Rubén Amorín (“ni mata ni engorda”), Paula Acuña (“theculinaryscene”), Sandra Novo (“galletas para matilde”), Esther Clemente (“directo al paladar”), Carlos González (“gastronomicum”) y Alberto Rivas (“mais grelos”). Un gusto compartir con ellos, Mari Sé y Marta un día de aprendizaje de sensaciones y sabores de un producto gallego y único: el Queixo Tetilla.
Foto del grupo de los participantes en el blog trip Queixo Tetilla

miércoles, 18 de mayo de 2016

¡Qué bien sabe el rock en Finca Montesqueiro!

Autor de la entrada: Martina Vicente - Fotos: Finca Montesqueiro

Ambiente discotequero para recibir a los invitados de ‘Cook&Rock’
En una de nuestras últimas visitas a A Coruña (últimamente vamos bastante, dada la frenética actividad turístico-hostelera que se vive en la ciudad) fuimos invitados a participar en un evento que se presentaba diferente. Sin darnos mayores pistas, la directora de Finca Montesqueiro, Lucía Cidón, nos animaba a acudir a ‘Cook & Rock’ y nos hacíamos a la idea de que viviríamos algo relacionado con la cocina y la música (hasta ahí, llegamos todos!). Pues allá que nos fuimos los ‘alaceneros’, acompañados de Mar Ambroa, gerente de Porto de Cambados, dispuestos a disfrutar de una tarde divertida y sabrosa.

Un delicioso bombón joya de whisky sour para abrir boca

Ya conocíamos la Finca y el buen hacer de Lucía Cidón en la organización de eventos, por eso estábamos seguros de que la velada sería todo un éxito. Y así fue. Desde el principio.La propia directora recibió a todos los invitados con un look al más puro estilo rockero, proponiéndonos entrar en materia con los primeros bocados de la noche: un bombón joya de whisky sour y un melón mojito, regados con un excelente cóctel a base de cava y fresas. La cosa prometía.

Tras revisitar la suite y el salón principal de la Finca (una fina pero constante lluvia nos impidió disfrutar de los jardines) nos dirigimos a la planta inferior, donde estaba todo dispuesto para dejarse llevar por la música y la gastronomía.
Momento de probar pero también de preguntar (deformación profesional…)

Con nuestros paladares entonados por los bocados de bienvenida, nos ponemos el delantal y comenzamos un peregrinar por seis estaciones gastronómicas diferentes, cada cual inspirada por un artista y un tema.
Seis estaciones con otras tantas propuestas gastronómicas y musicales, el especial ‘Via crucis’ que propuso Finca Montesqueiro

La estación de los “esféricos”, inspirada en ‘King of Magic’ de Queen; la del steak tartar, en ‘Help me’ de The Beatles; la de la plancha, en ‘Fire’ de Bruce Springsteen; la del nitrógeno, en ‘Smoke on the water’ de Deep Purple; la de la coctelería, en ‘Whiskey in the jar’ de Thin Lizzy y la de los postres en ‘Sweet Dreams’ de Eurythmics. El “via crucis” no podía sonar mejor… y saber mejor. Massini de foie; Galleta oreo de la casa al parmesano; Corneto crujiente de alga nori con tartar de atún y caviar de soja; Steak tartar de ternera New York Times;
Steak tartar envuelto una portada del New York Times comestible

Pan vapor de plancton con atún o Nem de salmón ahumado, rúcula y sésamo fueron solo algunas de las propuestas que pudimos degustar, y que en Finca Montesqueiro sirven como aperitivo en sus celebraciones. Pero no nos limitamos a probar lo que se nos proponía, sino que en muchos casos hasta pudimos elaborar los pinchos nosotros mismos, atreviéndonos a quemar una crema catalana, a rellenar un cono de papel comestible con steak tartar o a elaborar un gin tonic nitro cual cocineros profesionales. Ésa fue una de las claves del evento: hacernos partícipes de la elaboración de las tapas. “Hey, ho… let’s cook”.
Uno de los aciertos del evento fue involucrar a los invitados en la elaboración de las tapas

El primer disco de Finca Montesqueiro no pudo tener mejor estreno. Lo difícil será ahora elegir el single porque nosotros, al menos, nos quedamos con todo el repertorio. 
Un evento divertido, sabroso y con amigos… ¡qué más se puede pedir!

viernes, 18 de marzo de 2016

Viaje al “Hemisferio” de Galicia

Texto: Manuel Garea – Fotos: Manuel Garea / La Alacena Roja

Sin ningún tipo de equipaje, embarcamos rumbo a “Hemisferio” para descubrir una experiencia única y muy especial, como si se tratase de un pequeño viaje por parte de la culinaria mundial rematada y revisitada con un toque gallego. Este pequeño viaje se lo debemos a siete alumnos del Centro Superior de Hostelería de Galicia que, gracias a todo su esfuerzo, trabajo y constancia, crearon este proyecto de final de curso.
El restaurante es explotado durante una semana, en la que cada alumno/a desempeña un papel fundamental para conseguir los objetivos fijados y así obtener buenos resultados a la hora de valorar todo el conjunto que engloba Hemisferio, del que finalmente estudiarán su viabilidad.

Semana clave para el proyecto, mentorizado por Pepe Solla
Los encargados de capitanear este pequeño trayecto son: Novo, al frente de los fogones, ocupando el cargo de jefe de cocina; Cuquejo (al que tengo el placer de conocer personalmente) se ocupa de la sala ejerciendo de maître; Alicia y David tienen en sus manos la partida de carnes y pescados; Capi y Álvaro se ocupan de la partida de entrantes, el primer destino de nuestro particular viaje. Y por último, pero no por ello menos importante, Marta pone el punto dulce al ocuparse de la partida de pastelería y panadería.
El Pop Up de Hemisferio emplea la conocida fórmula de menú degustación, reflejada en una carta de original diseño, llena de colorido y muy atractiva tanto visualmente como en contenidos gastronómicos. Con un total de 16 platos, cada uno en su estilo, utilizando técnicas de lo más variado y tocando elaboraciones de diferentes partes del mundo, la seña de identidad que marca e identifica esta propuesta es la gran apuesta por el producto gallego. Una pequeña revisión de grandes clásicos de la cocina donde se puede percibir la esencia de Galicia.
Ya en pleno viaje por Hemisferio empezamos con una bienvenida, unos ‘Tequeixos fritidos da terra’ (Tres variedades de quesos gallegos, envueltos en una lámina de masa y fritos). Continuamos con ‘Chowder cremoso de mexilón de batea’ (crema de mejillón), un ‘Trampantoxo de caviar de caldo galego’ (tosta con cremoso de patata y esferificación de caldo gallego), ‘Cigala mariñada en canelón de papaia’ (lámina muy fina elaborada con papaya, rellena con cigala marinada) y un ‘Ceviche de corvina’.

A continuación, tres “masas”: ‘Durum de algas e zamburiñas’ (con caramelo de cebolla), ‘Dim – sum de polo de corral con castañas’ y un ‘Ravioli de polbo con pesto de grelo’ (en la parte superior un crujiente de queso).


En la mitad de este recorrido gastronómico, es hora de tocar mar, tierra y aire. Por el mar, ‘Fish & Cachips XXX’ (xouba, xurel y xarda con mahonesa de lima y emulsión de pimientos de Padrón). Por tierra, un ‘Meloso de cordeiro leital con tabouleh fresco e baba gahouh’ y por el aire, un ‘Curry de magret de pato con chutney de mango caseiro’.

Antes de entrar en temas de dulce, un aclarado: un ‘Sorbete de gin-tonic galego con salsa de zimbro’.

Y para finalizar este extenso y ameno recorrido de deliciosas propuestas, como no podría ser de otra manera, vamos con en el postre. En muchos casos, la parte dulce no está valorada como realmente se merece ni le dan una especial importancia. Aunque éste no es el caso, más bien todo lo contrario. Luscofusco: ‘Tiramisú de bica galega con crema de Cebreiro e crema de licor café’, ‘Filloa Susiña’, ‘Queixo con marmelo’ (versionado en un clásico macaron francés) y ‘Brownie de castaña’.

El equipo de Hemisferio en la “puerta de embarque”
Una vez finalizada la experiencia en Hemisferio, estuve charlando un buen rato con los alumnos/as sobre el proyecto y pude apreciar la ilusión del grupo, las ganas de superarse día a día, así como las caras de cansancio después de un servicio con el cartel de completo, lo cual ya habla por sí solo. Y también cómo economizaron en la parte de presupuesto, dado que es limitada, para recortar en algunos aspectos decorativos, valiéndose de reciclaje y así poder hacer chaquetillas a medida y camisetas con el logotipo del restaurante para sus compañeros de sala y ellos mismos.Desde luego, una experiencia más que recomendable y con una relación calidad precio estupenda.

lunes, 29 de febrero de 2016

Con moita miga y más pasión

Texto y fotos: Alberto Traversa

Un gran cocinero y repostero (Manuel Garea) y dos periodistas inquietos (Marta de los Reyes, de Panorama Panadero, y quien esto escribe) descubrimos de la mano de un guía de lujo (Daniel Ayats) una experiencia única: Vivir una “noche blanca”, un recorrido por distintos obradores de pan conociendo qué hacen y cómo hacen este producto unos auténticos apasionados de esta gratificante artesanía que es la de elaborar el pan de cada día.
El itinerario nocturno que realizamos debemos agradecérselo a los responsables de la segunda edición de “Con Moita Miga”, una iniciativa que, apoyada por el Concello de Pontevedra, pretende acercar al público consumidor el buen hacer y la importancia de un producto como el pan que, a partir de la irrupción en el sector de las grandes multinacionales de la alimentación más interesadas en las ventas que en la calidad, fue perdiendo naturaleza y ese delicioso sabor de un pan crujiente, recién hecho. Kike García Cerviño, compañero de La Alacena Roja, dice que el mejor restaurante de la tierra por magníficos manjares que ofrezca puede estropear cualquier momento gastronómico si en la mesa no se acompaña el plato con un buen pan y un buen café. Más acertado imposible. Pero hoy no toca café sino pan.
Y allí nos fuimos, a las 3 de la madrugada, en compañía de Daniel, Manuel y Marta rumbo a O Porriño, a la panadería Argibay, primera estación de este viaje por la “noche blanca”. De inicio no solo se agradece el placentero calor de entrar en un obrador de pan en estas frías noches del invierno gallego, sino que tienta a cualquiera ese olor a harinas, a masa, a pan recién horneado.
José Argibay (55 años) y su hijo Claudio nos reciben agradecidos… Pues no, somos nosotros los que agradecemos que nos abran la puerta de su obrador para conocer algo más de su labor diaria.
Preparando la masa en Panadería Argibay
José (como casi todos los panaderos que conocimos esa noche) aprendió el oficio desde niño y viendo a sus antecesores. Lleva toda la vida en medio de harinas. Su hijo Claudio es la cuarta generación de esta familia que se inició de la mano de su tatarabuela. Aquí, las masas alargan su proceso de fermentación (quizá lo más importante y fundamental a la hora de elaborar un pan artesano) y llevan menos levadura que los panes industriales; aunque otro de los secretos de un buen pan artesano es la madera con que se hornea. En Argibay solo trabajan con abedul, roble americano y chopo.


El negocio, ya saben bien de ello sus propietarios, jamás los hará millonarios puesto que elaboran distintas producciones de pan pero pequeñas en cantidad. Solo el amasado es mecánico pues el resto de la elaboración es manual. Su producto estrella es la bolla (un clásico si se habla del afamado pan de O Porriño), que producen con harina blanca y harina del país, aunque también elaboran barras, chapatas, pan de centeno, panes de nuez, baguettes, panes de maíz y nueces y hasta panes ecológicos. Un dato: un domingo cualquiera venden más de 100 bollas, lo que significa que la gente reconoce la calidad de un buen pan y está dispuesta a pagar unos céntimos más por ello. Primera conclusión: la calidad prima.
José Argibay
El obrador de Argibay (con 500 m2 de instalaciones nuevas y operativas desde hace pocos meses) cuenta con una tienda de venta directa al público y hasta un viejo molino que además de estar en plenas funciones es algo así como el gran tesoro de un apasionado José, para el cual el sonido de la molienda es similar al canto de las sirenas. Un momento imperdible en esta visita.
Su hijo Claudio sí que se formó en esta disciplina a través de los distintos cursos que realiza Aproinpa (Asociación de Panaderías de la Provincia de Pontevedra) y profesionalizándose con una estancia en Barcelona de más de tres años al lado de las referencias más importantes en cuanto a panificación y pastelería de España. Reconoce que en las panaderías artesanales gallegas se cuida más todo el proceso manual pero en Barcelona (haciendo un análisis global) se le presta mayor atención a la calidad de la materia prima. También asegura que en los últimos tiempos la gente consume más pan de calidad y ecológico. Segunda conclusión: el consumo de panes artesanos gallegos es un tendencia que se va consolidando.
Por último, consultamos a Claudio cuánto venden a la hostelería local. “Prácticamente nada. Solo le vendemos pan a un muy conocido restaurante porriñés; al resto se lo hemos ido a ofrecer pero no les interesa. En lo único que se fijan, y valoran, es en el precio”. Tercera conclusión: en algunos temas, como éste del pan, algunos hosteleros no se enteran.

La “noche blanca” continuó en Nigrán, donde un inquieto José Alberto Gándara acaba de abrir (también hace poco tiempo) un espectacular obrador, “Tu Pana”, donde la eficacia de la mecanización con poca elaboración manual optimiza unos panes que no por ello dejamos de considerar casi artesanos porque todo el proceso de elaboración de los mismos ha conllevado un sinfín de experimentación para dar con la mejor mezcla de harinas, el tiempo idóneo de horneado de cada pan y la temperatura que requiere cada uno de ellos.
Alberto Gándara de Tu Pana
Para llegar a desarrollar este muy efectivo y poco común obrador de panificación (de casi 700 m2), José Alberto dejó su antiguo obrador. El poco espacio y una muy clara visión de negocio de hacer buenos panes lo condujeron hasta aquí. En este nuevo destino invirtió todo lo que tiene y más (una cifra de seis dígitos, hablando en euros) pero no se arrepiente porque ahora ha encontrado la posibilidad de elaborar nuevas piezas de pan que antes no podía, como un delicioso pan de centeno con uvas, manzanas y nueces de hasta 2 kilos la pieza o una bolla con nueces, uvas y naranjas.
Pan de centeno con uvas manzana y nueces.
Unas verdaderas lujurias gastronómicas. Aquí casi se puede decir que se hacen panes a medida del consumidor. Cuarta conclusión: a la gente hay que ofrecerle el producto de calidad que desea.

Diferentes panes de Tu Pana.
José Alberto es también una especie de autodidacta en esto de amasar harinas. Es la quinta generación de una historia familiar dedicada en vida al negocio panadero y artesano; de ahí su aprendizaje en el oficio, pero ahora con la notable diferencia de apostar fuerte por un modelo de negocio también con cariz artesano pero más rentable e industrial y que apunta a otros segmentos de la comercialización. Así es puesto que “Tu Pana” no cuenta con una tienda de venta directa al público. José Alberto vende sus productos a las propias panaderías que se lo demandan y a algunos establecimientos de hostelería que sí se enteran de lo que es un buen pan. Incluso también comercializa panes precocidos a los conocidos como “puntos calientes”, con la diferencia de que las piezas que oferta a estos despachos de pan están cuidadosamente elaboradas, tanto en la calidad de las materias primas como en los procesos de fermentación, tiempo y temperatura de horneado. Panes especiales “a la medida” de cada cliente (despachos y panaderías) y panes a la carta para la hostelería son sus líneas operativas, su nuevo concepto del negocio panadero, tal cual reza en un inmenso cartel que tiene situado en toda una pared de sus oficinas: “Nuevas ideas con viejos principios”.


A punto de amanecer nos acercamos al último obrador, “La Pintora” (Baiona). Aquí Adolfo Villafines, que nos recibe con una amplia sonrisa (¿será porque hoy cumple 40 años?), casi no para un instante de trabajar. A su lado y a la par que Adolfo, dos trabajadores van y vienen, amasando, tamizando harinas, horneando panes y bollería. En “La Pintora” también se respira un aire artesanal, de panadería de siempre (tanto como la ancestral tamizadora mecánica reciclada que utilizan) o las inmensas mesadas de madera donde despliegan masas de dos metros de largo que, una vez cortadas en tiras y enrolladas, se convertirán en el “pan feo” como lo denomina el propio Adolfo con su inseparable buen humor. Como no podía ser de otra forma, también proviene de una tradición familiar de panaderos, cuyo primer negocio inauguraron en 1883 sus antecesores y que hoy con él cumple la cuarta generación. Quinta conclusión: los buenos panaderos han mamado el oficio desde muy pequeños.

También aquí elaboran una variadísima gama de panes, aunque reconoce Adolfo que a veces las modas también existen en este sector. “Ahora casi todos llevan también alguna pieza de espelta (pan de centeno). Algún gurú del sector alimentario lo ha descrito como muy saludable y quizá por ello la gente lo demanda más”, enfatiza Adolfo.
Distintas chapatas medianas que elaboran en La Pintora
En este obrador también disponen de un molino pequeño y sería muy extenso mencionar cada variedad de pan que produce, pero a diferencia de los obradores anteriores aquí además de pan y bollería se elaboran pizzas y empanadas, haciendo especial hincapié en un producto casi estrella de “La Pintora”: la chapata mediana que, aunque están elaboradas de similar forma, hornean de diferente manera, lo que produce dos panes diferentes. Una de ellas se hornea en una lata y la otra no, va tal cual al horno. La primera sale más blanca y con menor volumen; la segunda, más tostada, crujiente y con mayor volumen. “La que hacemos en lata es porque a la gente le encanta para comerla como pan de tostada o para un bocadillo; la otra es para comerla acompañando el plato”, nos explica Adolfo. Sexta conclusión: los buenos panaderos deben aplicar algunos conocimientos gastronómicos a la hora de elaborar nuevas piezas de pan y conocer los gustos del consumidor.
Obrador La Pintora
En el caso de Adolfo, estos conocimientos son fáciles ya que este imparable panadero reconoce que le gusta e interesa la gastronomía en general. “Sí, cada tanto se me ocurre alguna pieza diferente para combinar con un producto o con sabores especiales. Si la gastronomía es tan rica en variedad ¿por qué no lo van a ser los panes que la acompañan?”, se pregunta este artesano. Al igual que los anteriores entrevistados, Adolfo reconoce dos principios: que la hostelería no consume muchos de sus productos “porque en su mayoría van solo a precio, sin importarle apenas la calidad del pan” y que “cada vez, el consumidor está más por la labor de comprar panes de calidad, aunque éstos sean un poco más costosos”.
En medio de un trajín incesante (son casi las 8 de la mañana y con la luz del día despuntando) de todos los panaderos del obrador, pero con el mismo placer por este trabajo que quita horas de sueño (y muchísimas de vida social convendría apuntar también), Adolfo nos muestra las harinas con que trabaja, cómo hace algunas mezclas (flojas, fuertes, del país) mientras nos desvela algún secreto personal a la hora de la fermentación (que no citaremos aquí, por supuesto). Él, a diferencia de los obradores anteriores, eligió otro camino para comercializar sus productos. Además de un reparto que hace a algunas tiendas y unos pocos establecimientos de hostelería, decidió abrir sus propios despachos de pan. Cuenta con tres de venta directa en Baiona y cada cual trabaja mejor, especialmente uno que está justo enfrente de dos conocidos supermercados. Adolfo lo tiene claro: no vende sus panes ni a ellos ni a ninguna gran superficie comercial.
Despacho de pan La Pintora
Nos dirigimos precisamente a este despacho que acaba de abrir sus puertas al público y que cuenta con un micro obrador a la vista. “Es verdad que montar estos negocios, y sobre todo éste, fue una apuesta arriesgada porque estos supermercados también disponen de una oferta de pan. Sin embargo, se trataba de ofrecer otro tipo de producto, uno como el que hacemos cada madrugada, de manera artesana, diferente aunque sea algo más caro. Y la verdad… nos está yendo estupendamente”, sentencia Adolfo, ahora con una sonrisa que no le cabe en el rostro. Tres obradores, tres conceptos distintos de cómo hacer buen pan y no morir en el intento.

Gracias a José, Claudio, José Alberto, Adolfo, Daniel (por introducirnos en este apasionante oficio) y sobre todo agradecidos a Con Moita Miga. Mientras estos panaderos artesanos continúen haciendo buen pan gallego (que fuera de nuestra Comunidad es ampliamente reconocido y valorado) jamás se perderá el entrañable recuerdo de aquellos panes olorosos, crujientes y sabrosos que nos hacían más feliz nuestra infancia.