domingo, 1 de noviembre de 2015

Visit Chaves-Verín, un viaje por la ruta termal luso-galaica

Texto: Alberto Traversa/Martina Vicente – Fotos: La Alacena Roja

Visit Chaves-Verín es un programa de desarrollo turístico conjunto de ambas ciudades, fundamental para el crecimiento de la Eurorregión Galicia-Norte de Portugal y único como modelo de promoción unificada, que pudimos conocer gracias a un viaje de familiarización al que fuimos invitados.

Hotel Forte de Sao Francisco, en Chaves.
La primera parada y estancia fue en el Hotel Forte de São Francisco, una fortaleza levantada con piedra granítica entre 1658 y 1662 sobre la colina da Pedisqueira. De origen fue el convento de San Francisco, aunque los duques de Bragança fueron los primeros patronos de este establecimiento. La evolución de las armas de fuego, las guerras fronterizas y las nuevas estrategias militares obligaron a la creación de esta fortaleza para proteger la ciudad, rodeada hasta entonces por las obsoletas murallas medievales. El recinto fue construido en estrella de cuatro puntas por Don Rodrigo de Castro, conde de Mesquitela, siguiendo el sistema Vauban. De aquí, fueron desalojadas las tropas francesas en 1909 y liberada la ciudad de Chaves. Luego fue alojamiento del Batallón de Cazadores 10 hasta los años setenta y hoy, además de la iglesia de San Francisco, acoge un hotel. Se trata de un cuatro estrellas que, gracias a su valiosa y riquísima historia, fue declarado Monumento Nacional en 1938.
Actualmente, es propiedad de la Cámara Municipal de Chaves que cedió su gestión a la empresa hotelera, que ha reconvertido este espacio en el mejor establecimiento turístico de la ciudad, con más de 50 habitaciones entre estándar, premium y suites.

Cata de aguas dirigida por Mercedes González.
Fue en uno de los salones de este establecimiento donde se celebró una de las actividades principales de este viaje, el reconocimiento y cata de aguas, como una forma de promover el slogan de Visit Chaves-Verín, “la Eurocidade del Agua” y, a la vez, como un complemento más de este destino conjunto que encuentra en la Ruta Termal su principal fuente de atracción turística. Y de aguas iba la cosa puesto que tanto Chaves como Verín son dos polos de notable importancia en cuanto a la extracción y envasado de aguas naturales. Así, y de la mano de la siempre locuaz, divertida y cualificada sumiller gallega Mercedes González (la “Embajadora”), nos introducimos en el análisis sensorial de siete marcas comerciales de agua, las gallegas Fontenova, Magma y Agua de Sousas y las portuguesas Carvalhelhos, Pedras Salgadas (la más consumida y famosa en el país vecino), Vidago y Campilho; siempre comparando éstas con un agua testigo.
Aguas participantes en la cata.
Más o menos inodoras, terrosa alguna, con mayor o menor mineralización, elegantes (las menos) fuimos encontrando apuntes a priori impensables en un agua, como que algunas hasta difieren de color, aroma y sabor. Como notas principales de esta cata destacamos que, respecto a las armonías, igual que con el vino, a platos más contundentes, aguas de mayor mineralización o carbonatadas; que el dulzor de un agua se percibe en el primer ataque de boca; que las más saladas y con mayor acidez son las aguas carbonatadas y que a la hora del servicio (esto importante para sendos hosteleros de Chaves que nos acompañaron durante toda la jornada) las aguas sin gas se sirven en vaso y a temperatura ambiente y las con gas en copa y en frío.

Un paseo a la luz de la luna
Chaves es una ciudad con encanto, donde sus más de 40.000 habitantes (de los que 22.000 viven en el casco urbano) pueden presumir de tranquilidad, un clima apacible (excepto en su frío invierno) y de unos rincones perdidos que merecen descubrirse en un paseo por sus calles más céntricas. Entre ellas, descubrimos alguna que otra enoteca donde degustar vinos de la zona o tintos del Douro, como el caso del wine bar Alquimia, donde además de ofrecernos lo mejorcito de la casa, su propietario nos apunta las variedades y la forma de elaboración de los vinos que degustamos.

Puente romano en Chaves.
Las aguas mansas que bajan del río Támega y el puente romano que lo cruza, ofrecen una panorámica singular y única en pleno centro de Chaves. Conocido también como Puente de Trajano, fue construido entremedio de los siglos I y II d. C. alcanzando una longitud de 150 m. Durante años sufrió modificaciones y construcciones diversas que alteraron su antigua fisonomía. Actualmente cuenta con doce arcadas y sobre él, a ambos lados, fueron ubicadas dos columnas conmemorativas de su construcción que aluden al emperador y a los pueblos flavienses que participaron en su construcción. Una de ellas, traducida, dice: “Imperando César Nerva Trajano Augusto Germánico Dacico, pontífice máximo, con poder tribunicio, cónsul por 5ª vez, padre de la patria, los aquiflavienses hicieron por su cuenta este puente de piedra”. 
Parte de esta historia, al igual que el festejo local más importante como es el Día de Todos los Santos, nos la relata Cristiana Pires, de Living Chaves, una empresa que está iniciando su proyecto de guías de turismo en la ciudad portuguesa y que, junto a los propietarios de otro establecimiento hotelero de la ciudad, el tres estrellas Petrus, nos apuntan de la notable capacidad hotelera de Chaves, con más de mil plazas que, por supuesto, en la época estival siempre quedan escasas para el turismo que veranea por la región.

Las termas

Luego de una cena parecida más a una pitanza romana donde no faltaron las carnes barrosà (vacuno), bísaro (símil al Porco celta gallego), bacalao, arroces, vinos del Dào y postres como las areias, el fin de la jornada culminó con otro paseo, en este caso por las termas situadas en pleno corazón del centro de Chaves, donde incluso pudimos probarlas en una de sus fuentes. 
Las Caldas de Chaves están en el origen y nombre romano de la ciudad. Sin embargo, en siglos posteriores apenas fueron utilizadas sus propiedades salutíferas siendo en el siglo XVII cuando se retoma el uso de las fuentes termales. Durante los años siguientes su uso se fue incrementando, acudiendo a ellas gentes pudientes y también los de menos recursos. A finales del siglo XIX se hacen obras de captación en los tres manantiales y se habilita un quiosco para atención de los agüistas. Desde 1945, estas aguas comienzan a ser usadas y explotadas científicamente, construyendo el Ayuntamiento un moderno balneario, con equipamientos para un uso adecuado del agua. Posee además una zona en el exterior donde poder tomar el agua directamente del naciente por vía oral.

En la actualidad, el turismo termal es para Chaves uno de los principales recursos y punto de referencia turística en el desarrollo hostelero de la ciudad. El agua mana a 73 grados con una mineralización media que aporta bicarbonato sódico, silicatos y algo de flúor. La ingesta, las duchas, los vapores y las inhalaciones son algunas de las formas de tratamiento para las enfermedades músculo-esqueléticas, respiratorias y del tubo digestivo. Aprovechar estas propiedades medicinales para la prevención y la cura de los males de la sociedad moderna (estrés, cansancio o ansiedad) está al alcance de todos en las Termas de Chaves

Hotel Vidago Palace, el lujo y glamour de la Belle Époque
Nuestra visita a Chaves culminó al día siguiente con un recorrido por la villa de Vidago, con sus manantiales de aguas termales. Una pequeña urbanización que fue todo glamour y centro termal europeo, donde los personajes más famosos del cine, la cultura y hasta el deporte hacían del ocio un arte por estos lares. Y el alma de todo este esplendor, que ahora comienza a recobrar su antigua fama es el Hotel Vidago Palace, el mejor hotel de Portugal para casarse (ganador del World Luxury Hotel Award en 2014).
Hotel Vidago Palace, ganador del World Luxury Hotel Award en 2014.
Ahora en propiedad de la multinacional portuguesa de alimentación Unicer (Super Bock y Pedras Salgadas, entre otras marcas), se inauguró el 6 de octubre de 1910 y de esa fecha se conserva su original y espectacular fachada, bajo un color terracota singular. El establecimiento, una auténtica leyenda viva, presume de contar con la escalera (piano incluido) que luego imitarían para el otrora famoso buque Titanic y en su interior se rodó el film español “Los jinetes del alba”, en 1990.

Escaleras y piscina del Hotel Vidago Palace.
Cuenta con 70 habitaciones, soberbios tapices de tela en todos sus pasillos, un campo de golf de 18 hoyos (de los más cotizados de Europa), y tiene la incomparable belleza de estar enclavado en medio de un parque natural de una extensión de más de cien campos de fútbol. La última reforma se realizó entre 2006 y 2010, mientras estuvo cerrado, y reabrió el 6 de octubre de 2010. Desde esa fecha cuenta también con spa, diseñado por el afamado arquitecto portugués Álvaro Siza, que también reformó el Club House (fue la primera planta de embotellado de las aguas de Vidago). Históricamente, este espacio también goza de prestigio ya que a aquí fue donde, en 1863, un agricultor y de forma circunstancial descubrió estas aguas a partir de consumirlas y restablecerse de sus males físicos. Años después, en 1871, se inicia la explotación de estas aguas.
Si la Belle Époque tuviera un nombre propio sería el de este hotel, que vuelve a encumbrarse como uno de los preferidos de toda Europa y donde portugueses, españoles, rusos y hasta brasileños lo eligen como destino de descanso, más propio de nobles y reyes.


Para finalizar, una apunte de las aguas de Vidago. Comenzaron a embotellarse en 1886 pero todavía tenemos la oportunidad de poderlas degustar directamente desde su nacimiento, de forma altamente concentrada y con gas natural, de una de las cuatro fuentes que alcanzan la superficie en el parque de los alrededores del Vidago Palace. La composición química de estas aguas es ligeramente diferente en cada fuente, pero todas comparten un alto contenido en minerales -especialmente hierro- con propiedades terapéuticas. Generaciones atrás, los médicos recomendaban fuentes específicas de donde beber agua, de manera que a su vez fomentaban a los pacientes a ir a por ella, animando así a recorrer los senderos que llevaban de una fuente a otra en los distintos pabellones. Estas aguas proceden de cuatro manantiales y son hipersalinas, frías, bicarbonatado-sódicas y alcalinas con aportaciones de arsénico, hierro y flúor. Las indicaciones terapéuticas son similares a las de las Caldas de Chaves, incorporando en la actualidad ambos establecimientos tratamientos fisioterapéuticos por rayos ultravioleta o por ultrasonidos. Estas aguas, digestivas y muy mineralizadas, se comercializan bajo las marcas Campilho y Vidago.